La propuesta plantea que las tiendas de este régimen se instalen a 15 kilómetros de los límites fronterizos y que todos los productos abonen la tasa única de 4%. Lo que despertó posturas encontradas.
Según Iván Dumot, secretario del Centro de Importadores del Paraguay (CIP), este proyecto de ley deriva de conversaciones entre el Gobierno y los sectores afectados por la disminución en las ventas de productos.
“El Gobierno nos había pedido que encontremos un consenso entre las partes y tratemos de acercarle una propuesta que sea útil para todos. Así fue que diseñamos una propuesta de reducción de tarifas impositivas en varios productos, no todos a un mismo nivel, sino solo aquellos que requerían mayor competitividad. Ya que existen productos que son muy competitivos como los de electrónica y, por otro lado, se tenía el caso del whisky, que pagaba bastante impuesto, entonces perdía competitividad”, afirmó.
El Gobierno se mostró abierto a analizar esta propuesta, de acuerdo a Dumot, mientras que se dieron algunos pasos como una reglamentación que se redujo el IVA, y se amplió la lista de productos del régimen.
Sin embargo, estas medidas fueron poco efectivas porque se registró una devaluación en el real brasileño y los bancos cobraron tasas para los depósitos en dólares, lo que absorbió las ventajas impositivas creadas, argumentó Dumot.
Entonces, se reunieron nuevamente con el Gobierno a finales de 2019, para solicitar una revisión de estas medidas y permitir que se tenga una reducción más relevante en las cargas impositivas, para hacer frente a la situación.
"Para nuestra sorpresa, mientras estábamos trabajando en eso, los gremios de frontera presentan un proyecto de ley que básicamente toma una franja de 15 kilómetros de la línea fronteriza, en todas las fronteras del país, donde se aplicaría un régimen único y definitivo de 4% para todas las mercaderías", reconoció.
Para Dumot, esto dividirá al país en dos, puesto que se tendrá una zona con un tratamiento impositivo único para todas las mercaderías y otra con tasas impositivas más elevadas.
De igual forma, “esto generará un sistema de contrabando interno, con la adquisición de estos productos para consumo o comercialización en el territorio nacional, que se sumará al problema frecuente, de ingreso de productos de contrabando de países limítrofes”, recordó.
“Creemos que el camino no es este proyecto de ley, sino seguir conversando con el Ejecutivo para analizar la situación de cada producto, de manera a hacer ajustes impositivos en los casos que se requieran. Así se podrá devolver la competitividad al régimen de turismo”, aseguró.
Si se aprueba este proyecto, el fisco dejará de percibir entre US$ 60 millones y US$ 100 millones, según cálculos del CIP.
Otra cara
De acuerdo al presidente de la Cámara de Comercio y Servicios de Ciudad del Este, Said Taiyen, lo único que se busca con este planteamiento es revitalizar el comercio de frontera, que viene siendo golpeado por los bajos niveles de ventas desde hace tiempo.
“Lamentablemente en Argentina y Brasil están implementando las tiendas francas, con bajos impuestos. Por eso, consideramos que tendríamos que tener los mismos beneficios, para seguir compitiendo en condiciones de igualdad”, subrayó Taiyen.
Si se logra aprobar el régimen de área aduanera especial, las empresas podrán instalarse sin trabas en dichas zonas y gozar de los mismos beneficios, por eso, Taiyen mencionó que no encuentra inconvenientes en dicho planteamiento.
"No tenemos la intención de ser los únicos beneficiados de este régimen u otros que puedan implementarse a futuro", enfatizó.
El empresario explicó que no se reducirán los ingresos tributarios, como se viene manifestando, sino que, al contrario, se incrementará los ingresos porque comercializarán más productos y se restará competitividad a los productos de contrabando.
“En 2015 cuando se redujo los impuestos de electrónica e informática, se triplicó la recaudación del fisco. Las elevadas tasas sobre los productos importados no garantiza una mayor recaudación, sino que en ocasiones fomenta el contrabando y la informalidad", recordó.
Said declaró que hace un par de años, el 50% del comercio fronterizo se concentraba en la venta de bebidas alcohólicas para el mercado argentino y brasileño. Pero con las ventajas impositivas que se dan en Uruguay, por ejemplo, con la tasa de US$ 1 por botella de whisky, se perdió esa ventaja competitiva.
De 1.400.000 cajas de bebidas alcohólicas por año, las importaciones bajaron a 500.000 cajas por año. "Todo ese restante fue a parar al mercado uruguayo", enfatizó.
Por último, Taiyen se mostró abierto a seguir dialogando con los distintos sectores.