En el marco del día, Rolando De Barros, ministro del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) expuso los avances, políticas y desafíos que enfrenta Paraguay para preservar su patrimonio natural. Desde nuevas políticas hasta el fortalecimiento de las áreas protegidas, Paraguay busca consolidarse como un país comprometido con la conservación ambiental en un escenario global cada vez más exigente.
Paraguay tomó decisiones clave para fortalecer su biodiversidad y proteger los recursos naturales que sustentan la vida y la economía del país. El ministro De Barros destacó varias iniciativas impulsadas desde el Mades y otras instancias gubernamentales que apuntan a reforzar tanto la conservación como la restauración ambiental.
En ese sentido, expuso las principales acciones ya desarrolladas. Actualmente, el 15% del territorio nacional está designado como Área Silvestre Protegida. Además, el Plan Estratégico del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (Sinasip) 2025-2030 fue declarado de interés nacional. También se fortalecieron las capacidades de los guardaparques del Sinasip.
Entre otras acciones destacadas incluyó proyectos con comunidades indígenas, como el uso de forrajeras nativas y la producción de miel, la emisión de Certificados de Servicios Ambientales para reconocer esfuerzos de conservación, la implementación de Planes de Ordenamiento Urbano y Territorial (POUT), y programas de educación ambiental con un enfoque territorial y vivencial.
Aunque el ministro no proporcionó cifras detalladas, remarcó que Paraguay alberga una riqueza biológica invaluable, sustentada por ecosistemas diversos que van desde el Bosque Atlántico del Alto Paraná hasta el vasto Chaco.
Este mosaico natural es hogar de una amplia variedad de especies, algunas endémicas y muchas aún por descubrir o estudiar en profundidad. La implementación de políticas de conservación y el fortalecimiento del Sinasip son, según De Barros, muestras del compromiso nacional por preservar esta riqueza natural.
El ministro también se refirió a los desafíos críticos que enfrentan los ecosistemas paraguayos, especialmente el Chaco y el Bajo Chaco, zonas con alta biodiversidad pero también con grandes amenazas.
“Las principales amenazas para los ecosistemas paraguayos son la deforestación y los cambios en el uso del suelo, incendios forestales, impactos del cambio climático, desertificación y sequía, especialmente en el Chaco y Bajo Chaco, presión sobre recursos naturales por prácticas no sostenibles y sobreexplotación”, citó De Barros.
Estas amenazas requieren una respuesta multisectorial, integrando desde acciones legales hasta proyectos con actores comunitarios y privados. Las áreas protegidas son, sin duda, los bastiones de la conservación en Paraguay. Sin embargo, mantener su funcionalidad ecológica y su biodiversidad frente al avance de actividades humanas y las alteraciones climáticas no es tarea fácil.
En cuanto a los principales desafíos que enfrenta Paraguay está la capacidad operativa limitada, abordada mediante formación de guardaparques a través de la creación del Instituto de Formación Ambiental del Guardapaque, escasez de financiamiento sostenible, falta de planificación territorial adecuada, amenazas como la deforestación, incendios y expansión agropecuaria, debilidad institucional histórica, mitigada con acciones legislativas e institucionales.