Según Cristaldo, la disminución de los precios agrícolas es una dura realidad por la que se atraviesa durante este año, con una baja de aproximadamente US$ 100 por tonelada en comparación con el año anterior. Para nuestro país, esta diferencia se tradujo en pérdidas de hasta US$ 1.000 millones en ingresos potenciales.
“La caída de los precios nos afecta directamente; aunque tengamos una mayor producción, la ganancia es menor debido a los precios bajos en el mercado”, explicó Cristaldo.
Frente a este escenario adverso, el empresario sostuvo que los agricultores se ven forzados a optimizar sus estrategias de producción y mencionó que la respuesta a la baja de precios debe abordarse en dos frentes principales: la reducción de costos y el incremento de la productividad.
“Tenemos que afinar bien el control de costos y ser cuidadosos con las inversiones”, indicó el presidente de la UGP. A la par, los productores deben enfocar sus esfuerzos en lograr el mayor rendimiento posible por hectárea para compensar, al menos parcialmente, las pérdidas causadas por los bajos precios.
Cristaldo destacó que el punto de equilibrio para muchos productores en Paraguay requiere un rendimiento de al menos 2.500 kilos por hectárea, un promedio que puede ser difícil de alcanzar en ciertas regiones. “Si el clima acompaña y logramos una buena producción, podremos cubrir costos y evitar pérdidas. Sin embargo, si el clima no es favorable, muchos productores se enfrentarán a la descapitalización, perdiendo parte de su capital operativo”, advirtió.
A pesar de las dificultades actuales, Cristaldo destacó que el sector avanzó en la diversificación de mercados internacionales, algo que considera fundamental para mitigar riesgos y buscar mayores oportunidades comerciales.
Durante el 2024, la producción local viene explorando nuevos destinos para sus productos agrícolas, lo cual representa un paso positivo para disminuir la dependencia de mercados específicos. Sin embargo, Cristaldo subrayó que esta diversificación debe continuar: “Más del 80% de nuestra soja sigue teniendo a Argentina como destino, y esa concentración es un riesgo. Antes teníamos 25 mercados para nuestra producción; hoy apenas llegamos a media docena”.
Esta concentración de mercados no está únicamente ligada a los precios, sino también a factores como la calidad y sanidad de los productos, cualidades con las que cuenta la producción local y representan un importante punto a favor para los productos nacionales, puesto que se consideran como requisitos esenciales para abrirse camino en mercados internacionales. La necesidad de diversificación es un objetivo central, ya que, una mayor apertura de mercados fortalecería la competitividad y la seguridad económica del sector agrícola.