“En vida, mi mamá fue modista, pero nunca nos inculcó a seguir su profesión, pues en esa época la moda y la demanda de prendas de vestir no era muy rentable como hoy día. Ella quería que siguiéramos otra profesión universitaria”, relató Martínez.
Sin embargo, con su hermana siempre absorbieron la pasión en todo lo relacionado con la moda y la creatividad. Tiempo después, Lisa dejó su trabajo en marketing para volcarse al cuidado de su madre.
“Desde mi casa realizaba forrado de zapatillas y bolsos en juego, causó furor y lograba en el mes dos a tres sueldos más del que ganaba. Cuando mi mamá falleció, mi hijo tenía tres años y ya me acostumbré a trabajar en casa generando ingresos y cuidando yo misma de mi hijo porque soy mamá soltera”, contó.
Culminada la temporada de verano con mucho éxito, el emprendimiento fue migrando a la confección de prendas básicas y posicionándose en la red de contactos de redes sociales.
“A las personas que compraron mis zapatillas personalizadas, iba ofreciéndoles las prendas de vestir que confeccionaba, siempre con un toque personal en calzas, blusas. Descosía prendas y las usaba como muestra para cortar mis telas”, reveló.
La aceptación fue muy positiva y la demanda creció con los pedidos y variedades. En este campo, Martínez se capacitó un poco más en cosas específicas.
Marcando la diferencia
En cuanto a marcar diferencia, la emprendedora refirió que los caracteriza la exclusividad que manejan a diferencia de prendas foráneas. “En Paraguay hay muchas colegas que diseñan y confeccionan mi estilo y todas nosotras nos diferenciamos de las importadas en la esencia del estilo romántico y vintage en nuestras prendas, estas son solicitadas todo el año”, expresó.
La emprendedora comentó que, según la época, en enero y febrero los productos más solicitados son los bañadores y no solo en el departamento Central, puesto que envían a todo el país por encomienda.
“En el Día de la Amistad siempre creamos novedades para que nuestras seguidoras tengan opciones artesanales para obsequiar. En esos días nos quedamos casi sin dormir para cumplir con la mayor cantidad posible”, manifestó.
Además, sostuvo que contra viento y marea, recién hace dos meses pudieron reabrir la tienda después de la pandemia. Durante este periodo trabajó desde el hogar para proveer a otras boutiques que gratamente apostaban a las prendas para vender en sus tiendas, dando valor a la producción nacional.
“Pero el deseo de tener nuevamente la tienda y vender directamente al público siempre estuvo ahí y al fin estamos remando para seguir avanzando. En síntesis, creo que este semestre puedo hablar más de los buenos resultados de creer y apostar a la resiliencia”, expuso.
Para el segundo semestre proyectan equipar la boutique, y a fin de año hablar con propiedad del crecimiento.
De momento solo trabajan entre dos personas, siendo una compañera la ayudante de costura y ella la encargada de marketing, ventas, diseño y hasta delivery a veces.