“Todo comenzó en 2019, cuando trajimos un consultor de Israel que visitó varias zonas del Chaco con el objetivo de definir la ubicación ideal para el cultivo de dátiles. Se determinó que sería hacia el oeste del Chaco, específicamente en el distrito de Mariscal Estigarribia, departamento de Boquerón”, contó en entrevista con InfoNegocios, el ingeniero Matthias Figueron, en representación de La Herencia SA.
Así comenzó este proyecto que culminó posteriormente con una estimación de 300 hectáreas destinadas principalmente a la producción de dátiles, con la idea de abastecer el mercado local y también con fines de exportación.
“Empezamos con 2.000 plantas en 24 hectáreas, pero el propósito es llegar a 25.000. Importamos los plantines de un laboratorio meristemático de Israel. Se tratan de plantas clones, las cuales producen la misma calidad de fruta. Hoy estamos en ampliaciones para llegar a 115 hectáreas, que equivaldrían a unas 9.500 plantas, pero en los siguientes cuatro a cinco años queremos alcanzar la meta de 300 hectáreas”, manifestó.
Según el especialista, en el Chaco ya existían plantas de dátiles e incluso algunas tienen entre 50 y 60 años, las cuales fueron traídas probablemente por los primeros colonos menonitas que arribaron al país, quienes plantaron las semillas que luego se fueron multiplicando. Pero estos dátiles no serían de una variedad específica, sino más bien son una mezcla de distintas variedades.
“Nosotros estamos cultivando concretamente la variedad Medjool, conocida como la reina de los dátiles, pues es más grande, tiene más pulpa y se la considera la más sabrosa. Se destaca por ser un dátil que brinda una experiencia totalmente diferente en relación con los dátiles locales, que son astringentes y más chicos. Menciono todo esto porque existe una cultura del dátil en el Chaco, los menonitas lo conocen, así como también la población local, por lo cual para ellos no es algo muy nuevo”, precisó.
La variedad Medjool también es considerada una de las más cotizadas y caras en el mercado internacional, debido a que su proceso de producción es arduo, manual y demanda, además, una importante mano de obra en relación con otras variedades.
De acuerdo con Figueron, las primeras experiencias en la cosecha de los frutos fueron en 2023 y a inicios este año. “La palmera datilera demora en dar sus primeros frutos pues se la considera adulta recién a partir de los 15 años. Ahora estamos en el cuarto año, por ende, nuestras plantas aún son chicas, están creciendo. No obstante, algunas están arrojando frutos”, señaló.
Para el profesional, se trata de un proyecto a largo plazo que tendrá un impacto social grande, pues serán 300 hectáreas de cultivos a futuro. “Esto significa que vamos a necesitar cerca de 300 personas que estén trabajando de forma directa allí en el campo y eso implica apertura de colegios, centros de salud, entre otros. Es decir, va a implicar crear una pequeña comunidad que cuente con todos los servicios básicos y comodidades”, afirmó.
Añadió que incluso la empresa viene trabajando estratégicamente con una comunidad indígena de la zona, “porque vemos que podemos impactar positivamente en la economía de sus habitantes con trabajo digno”, expresó.
En cuanto a las expectativas de exportación, Figueron señaló que primero apuntan al mercado local. “En realidad ya lo estamos haciendo, concretamente, me refiero a todo lo que es el Chaco, pero el próximo año y los venideros apuntamos a expandirnos a otras ciudades y departamentos, como Asunción, Ciudad del Este y también al sur del país, donde se hallan los focos de consumo. Actualmente, según datos de la FAO, Paraguay está importando cerca de 140 toneladas de dátiles, lo que evidencia que hay interés por el fruto y es un nicho al cual queremos abastecer a corto o mediano plazo. En tanto, a largo plazo, ya estaríamos apuntando a Sudamérica y a otros mercados del mundo”, enfatizó.
Finalmente, Figueron habló acerca de las dificultades que les ha tocado enfrentar. “Obviamente, no todo es color de rosa pues se trata de un proyecto nuevo e innovador no solo en nuestro país, sino también en la región, ya que ni Argentina ni Brasil producen dátiles, por lo tanto no tenemos un modelo a seguir o a copiar, lo hacemos todo nosotros desde la parte productiva hasta la parte burocrática y esta última realmente ha sido todo un desafío, pues ningún estamento del Estado conoce el dátil, por ende no ha sido fácil para nosotros. Y a esto me refiero como una llamada de atención para el sistema, ya que sería ideal que puedan tratar de facilitar los trámites o ayudar a las empresas que quieren hacer algo nuevo que no sea solo carne, leche o granos. Falta más apoyo a la innovación”, sentenció.