Durante las dos jornadas, las charlas y talleres reunieron a más de 700 participantes, quienes exploraron temas como cafés de origen, coctelería con café, adaptógenos, cultura barista, maridajes y catas sensoriales con expertos de Perú, Colombia, Bolivia, Brasil y Paraguay. En total, la edición 2025 cerró con la participación de 7.000 visitantes.
Desde InfoNegocios conversamos con dos referentes del sector: Rogelio Sanabria, socio fundador de Totem Tostadores, y Carlos Quinto, fundador, coffee hunter y maestro tostador de Café Quinto. Ambos coinciden en una idea central: lo que alguna vez fue solo una bebida de compañía, hoy es símbolo de identidad, conversación y experiencia.
“Cada edición es el doble de grande. Este año fue una locura, pero una locura buena. Entregamos alrededor de 5.000 cafés entre los dos días”, relató Sanabria. Más allá de las cifras, lo valioso para él es el contacto directo con los consumidores, tanto con quienes ya siguen la marca como con quienes la descubren por primera vez.
Por su parte, Café Quinto también celebró su cuarta participación y el lanzamiento de una cápsula de café de especialidad fresca del mercado nacional. “Fue la primera en Paraguay. Café tostado acá, con un sabor espectacular, y pensado para quienes buscan practicidad sin sacrificar calidad”, comentó Carlos Quinto.
Ambos emprendimientos entienden que el café de especialidad es más que sabor: es un vehículo de expresión. Desde el diseño de los stands hasta el relato que cada marca comunica, el Asu Coffee Fest se convirtió en una plataforma para compartir productos y también valores.
Sanabria explicó que “el evento es una oportunidad para mostrar cómo somos como marca, y como personas. Nuestro diseño tiene humor, pero también muestra lo serio que tomamos nuestro trabajo y la calidad del producto”.
Quinto comentó que “lanzamos nuestro nuevo packaging con esencia de origen. Quisimos que nuestra imagen represente al productor, la naturaleza, la historia del café. Es una fiesta para nosotros”, afirmó. El café de especialidad requiere responsabilidad social y ambiental: desde el cuidado del suelo hasta el pago justo a quienes lo cultivan. “El café de especialidad no es solo un producto. Es toda una cadena con responsabilidad”, puntualizó.
Ambos entrevistados destacan que el consumidor paraguayo evolucionó. “Ya no es solo ese café de la mañana. Ahora la gente elige con conciencia, quiere saber de dónde viene el grano, qué método usar, cómo replicar la experiencia en su casa”, afirmó Sanabria.
Carlos Quinto, por su lado, resaltó el papel de los viajes como factor educativo. “Hoy la gente viaja más, conoce cafés de especialidad en otros países y vuelve con expectativas más altas. Preguntan en cafeterías qué café hay, reconocen marcas, tienen preferencias”. Para él, el consumidor ya no es pasivo: ahora exige, busca, se informa. Y, en ese proceso, eleva la vara del mercado.
Además del aspecto cultural, el café representa una vía concreta de desarrollo económico. Tanto Totem como Quinto lo experimentan en primera persona. Para Quinto, el crecimiento fue exponencial: pasaron de trabajar con 5 cafeterías a más de 100 en tan solo un par de años. “Eso habla de un ecosistema en expansión. Hay espacio para crecer y para que más gente se sume”, sostuvo.
Sanabria, desde Totem, se alinea con esa visión. “Queremos democratizar el acceso al café de calidad. Que la gente tenga opciones buenas, a precios accesibles y en lugares cercanos”.
Quinto, por su parte, ve en la industria una oportunidad real de emprendimiento accesible. “Hoy podés iniciar un negocio cafetero con inversiones relativamente bajas. Hay herramientas, equipamientos y, sobre todo, una comunidad dispuesta a colaborar. Nosotros mismos ayudamos a emprendedores a armar su cafetería, según su presupuesto”, dijo.
Más allá del negocio, lo que ambos emprendedores valoran profundamente es el rol del café como conector social. “Antes no existía eso de ‘vamos a tomar un café’. Hoy es normal. Es parte de nuestras rutinas: trabajar en una cafetería, reunirse, compartir”, describió Sanabria.