El FEEI informó que los resultados de las pruebas PISA para el desarrollo reflejan que la mayoría de los estudiantes de 15 años en Paraguay se encuentra por debajo del nivel de competencias mínimas.
Mientras el 68% de los estudiantes se encuentra por debajo del nivel básico de competencias en lectura, el 92% no alcanza el nivel básico en matemática, y el 76% se encuentra en la misma situación en ciencias. Estos datos son alarmantes y ubican a nuestro país como una nación que requiere de manera urgente mayor inversión en su calidad educativa.
El FEEI nació a partir de la iniciativa ciudadana de blindar los recursos adicionales provenientes de la venta del excedente energético de Itaipú, consensuado en un acuerdo suscrito por los presidentes del Paraguay y del Brasil, Fernando Lugo y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente.
El objetivo del movimiento ciudadano fue blindar el 100% de los recursos, de manera que fueran utilizados para la educación e investigación. Finalmente, se logró blindar el 30% de los recursos ingresados por el total de la venta del excedente energético, asignado por la Ley N° 4.758 del 2012 que crea el FEEI, conjuntamente con el Fonacide.
En esta ley también se establece que las gobernaciones y municipalidades reciban directamente el 25% de los recursos, destinados en un 50% a infraestructura escolar, y por lo menos el 30% para la alimentación escolar.
Christian Schaerer, miembro del Consejo de Administración del FEEI sugirió debatir la subsistencia del fondo y dijo que este fue creado en una coyuntura especial, pero que así como está concebido tiene vida limitada ya que depende del excedente de la energía de Itaipú.
El académico consideró que dado que los resultados han sido satisfactorios, el debate se centra en dejar o no que se extinga. En efecto, el FEEI, inició conversatorios para reflexionar y plantear temas como cuánto durará con los recursos actuales. “Esta es una pregunta importante porque los programas y proyectos son plurianuales, necesitan ser proyectados y estimados para poder predecirlos”, aseguró Schaerer.
Sobre si será posible fondearlo con recursos de otras instancias y cuáles serían estas señaló que el FEEI “debe comenzar a constituirse en un fondo estratégico para la excelencia en la educación e investigación, para que -de una cuestión coyuntural- pase a ser una política prioritaria”.
Agregó que los países competitivos tienen su FEEI, con diferentes nombres y formas de gobernanza y afirmó que “ahí está el secreto del éxito de las naciones del siglo XXI”.
El otro factor importante es su modelo de gobernanza, ya que a su criterio es un fondo fiduciario del pueblo para la educación, pero su consejo está representado por ministros y personas de la sociedad civil que no representan a instituciones o colectivos.
“Si bien estos miembros son de la sociedad paraguaya, y están en colectivos, integran el consejo por lo que son, no por a quienes representan. Y además están solo con voz, sin voto y ad honorem”, remarcó.
Pensar en el futuro
Enfatizó que estamos en un proceso de comenzar a discutir la necesidad de la existencia del FEEI más allá del 2023 y que este es un punto de inflexión sobre el futuro.
“Cuáles son los desafíos y las amenazas a la educación paraguaya y al FEEI, cuáles son las oportunidades y qué debemos mejorar. Pero también es una cuestión de si contamos con los recursos y, por sobre todo, cómo nos vemos nosotros de aquí a unos 10 o 20 años”, analizó.
El FEEI ha fomentado la realización de programas educativos, como la atención a la primera infancia; políticas educativas que son imprescindibles, como la formación docente, el mejoramiento de la infraestructura educativa; y el fomento de la ciencia y tecnología a través de becas de estudio en el extranjero, como el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología (Prociencia) y Becal.
Schaerer destacó que la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú constituye una oportunidad para plantear las perspectivas de asegurar y ampliar el blindaje de recursos para la educación y la investigación, que permitan la continuidad y financiamiento de los programas en marcha a fin de garantizar una educación de calidad.