Edward nació a principios de la década de los 80, siendo acogida de buena manera por el público nacional desde entonces. En ese entonces, la empresa fue fundada por los jóvenes recién casados Dagogliano - Páez, como un emprendimiento pequeño de medialunas, bollos y otros panificados en canasta, en una pequeña casilla, ante las necesidades que implican una nueva familia.
El nombre de la empresa es en honor al primer hijo del matrimonio que falleció. “Lastimosamente, ocurrió el fallecimiento de mi hermano mayor, y en honor a él, se puso el nombre Edward a la empresa. Somos fieles creyentes de que las bendiciones que tiene nuestra empresa son porque tenemos a una personita arriba”, afirmó Edgardo Dagogliano Páez, hijo del matrimonio y directivo de la empresa.
La marca inicialmente se popularizó por sus panificados, hasta llegar a un punto en el que el fundador, Luciano Dagogliano, decidió incursionar en las pastas. “Si llegamos hasta aquí, creo que fue gracias a las pastas. Somos uno de los líderes en cuanto a pastas: discos de empanadas, tapas, fideos, ravioles, sorrentinos. Realmente estamos agradecidos con toda la gente que nos apoya y nos permite este crecimiento”, expuso el joven directivo.
Hoy cuentan con cerca de 500 colaboradores, cinco sucursales, 25% de ocupación del mercado paraguayo de pastas con presencia en todas las cadenas de supermercados, con el deseo de expandirse al interior del país e impulsar más ventas en puntos como Ciudad del Este y Encarnación. “También despensas, copetines, a todos queremos llegar. Nuestro objetivo es ocupar todo Paraguay”, admitió.
Optimizar e innovar con calidad
La fábrica actual cuenta con varios pisos de producción y empaquetación. En ella ya se avistan los primeros procesos automatizados en los que las máquinas funcionan desde 12 hasta 18 horas por día en dos turnos. La materia prima utilizada es 70% paraguaya.
Dagogliano expresó: “El desafío más grande que hoy nos toca es la automatización correcta de nuestros procesos. Si bien ya somos una empresa industrial bastante grande, hay ciertos procesos que todavía son por así decirlo, artesanales. Nuestro temor es que el sabor se pierda en el camino, ya que no nos serviría de nada llegar a una automatización óptima perdiendo el sabor en el camino”.
Muchos planes de Edward fueron truncados por la pandemia, sin embargo, continuaron trabajando de manera lenta pero segura según lo planificado en 2019. “Antes de la pandemia adquirimos un local en el cual planificamos una fábrica modelo. Fuimos haciendo inversiones. La proyección tenía un alcance de 20 años por el nivel de inversión que hemos hecho en cuanto a maquinarias que fueron traídas de Italia”, señaló.
Dagogliano describió las adquisiciones como sumamente eficientes y autónomas: “Sistema de cámaras independientes en cuanto al frío, una línea de discos automatizada en la que el contacto y la parte sanitaria está cuidada mucho más rigurosamente, con poco contacto con el producto, para que llegue al consumidor de la forma más inocua posible”, dijo.
La inversión para adquirir las maquinarias estuvo alrededor de los US$ 1.5 millones y el 60% de la fábrica central se trasladaría a la nueva proyección de fábrica en Fernando de la Mora, lo que otorgaría mayor efectividad en los procesos en un modelo horizontal de industria, con espacios más accesibles y prácticos.
Participación del consumidor
La familia Dagogliano - Páez procura instalar la cultura de apoyo a la industria nacional, pero sin dejar de considerar que el apoyo pasa también por una crítica constructiva: consumir lo nacional permite un feedback de los consumidores, útil para reconsiderar insumos y mecanismos de producción. El directivo relató que todo productor debe estar abierto a las recomendaciones y críticas, de lo contrario se permanecerá siempre en el error.
Dagogliano se dirigió también a otros empresarios: “Mi mensaje va para aquellas personas que están pasando por algún mal momento, de mostrarles que sí hay esperanza, sí hay luz al final del túnel. Esta pandemia nos mostró una oscuridad importante y creo que ante esa esperanza, que en algún momento estuvo tambaleante, la vacuna hoy está ahí, dependemos mucho de eso, pero también es una cuestión de actitud, de buscar buenas cosas y apoyar y explotar nuestros talentos en Paraguay”.