El ingeniero Antonio Samudio, responsable del Laboratorio de Bioproductos e Investigador del Cemit y docente investigador de la UNA, explicó a InfoNegocios que estas variedades están siendo evaluadas para su registro ante el Senave, en un proceso que también implica subsanar una omisión clave: la flor de Jamaica ni siquiera figura actualmente en la base de datos de cultivos nacionales. “No existe un registro formal de variedades locales, y eso es un problema estructural. Antes de introducir nuevos materiales, necesitamos reconocer y registrar lo que ya se cultiva en Paraguay”, afirmó.
Las nuevas variedades, desarrolladas en colaboración con instituciones cubanas, presentan características agronómicas superiores: alto rendimiento en campo, mayor tolerancia a enfermedades y un elevado contenido de antioxidantes naturales como la antocianina, lo que potencia su valor nutricional y funcional. “A nivel internacional, la rosella se valora mucho por sus propiedades antioxidantes. Es una tendencia en productos naturales y saludables, y nuestro pais puede insertarse en esa corriente si desarrolla bien su potencial”, indicó Samudio.
La iniciativa comenzó con ensayos en el campo experimental de la Facultad de Ciencias Agrarias en San Lorenzo, pero ya se está extendiendo a otras zonas del país. La región sur, especialmente el departamento de Misiones, fue fundamental en esta etapa de expansión, donde se prevé implementar un semillero junto a la escuela agrícola local en los distritos de Santa Rosa y San Juan. “La idea es que este semillero se convierta en un centro de distribución para otras escuelas agrícolas del MAG, lo que ayudaría a expandir el cultivo de manera organizada”, comentó.
Uno de los aspectos más prometedores del proyecto es la posible adaptación de estas variedades al Chaco paraguayo, una región caracterizada por sus desafíos como el estrés hídrico. Samudio señaló que algunas de las nuevas rosellas son muy resistentes a estas condiciones, lo que las convierte en una alternativa viable para diversificar cultivos en esta zona. Incluso mencionó que la Cooperativa Chortitzer, que ya utiliza rosella importada para saborizar yogures, podría beneficiarse en el futuro de una producción local más estable y competitiva.
Más allá de las ventajas agronómicas y nutricionales, el desafío está en crear mercado. Actualmente, el cultivo de flor de Jamaica en nuestro pais es muy reducido, casi de subsistencia. “Hay pequeños productores que cultivan 20 o 30 plantas, pero la falta de demanda los desalienta. Por eso es tan importante la difusión: si el consumidor conoce sus beneficios, crece el interés y con eso también la producción”, explicó el investigador.
La flor de Jamaica, usada tradicionalmente en infusiones y productos alimenticios, podría convertirse en un nuevo rubro agroindustrial si se articula adecuadamente la investigación, el registro de variedades, el desarrollo de mercado y el apoyo institucional. En este sentido, Samudio destacó que la falta de recursos económicos es una de las principales limitaciones, pero que los vínculos con otras instituciones permitieron avanzar de forma gradual y constante.
“Lo que hacemos desde el laboratorio es investigar, pero también buscamos alianzas estratégicas para multiplicar el impacto. Hoy más que nunca necesitamos generar conocimiento aplicado, con valor comercial y social”, subrayó.
Con este impulso científico y el potencial de crecimiento, Paraguay se posiciona para convertirse en productor competitivo de flor de Jamaica, ofreciendo alternativas sustentables para el agro y nuevos horizontes para la diversificación productiva en regiones como el Chaco y el sur del país.