Según Pastore, la zafra de soja alcanzó cifras alentadoras a pesar de las adversidades climáticas que afectaron a algunas regiones, especialmente en el norte del país. “Estamos cerrando una muy buena campaña con una producción cercana a 11 millones de toneladas, que es un número muy interesante”, afirmó el dirigente gremial.
Sin embargo, en otros rubros, como el maíz y el trigo, el escenario fue más complejo. La producción de maíz registró una caída significativa, con un estimado de 3,2 millones de toneladas, mientras que el trigo tuvo una menor área de siembra, aunque con muy buenos rendimientos y calidad.
A pesar de los buenos resultados en volumen, el 2024 se caracterizó por un contexto de precios internacionales a la baja. “La gran ayuda vino del volumen, porque los precios realmente fueron más bajos que los que tuvimos en años anteriores”, explicó Pastore.
La situación logística también presentó desafíos. El río Paraguay estuvo bajo durante gran parte del año, complicando la navegabilidad. “Los trabajos de dragado fueron clave para mantener el movimiento de productos”, señaló Pastore, y agregó que la situación fue algo mejor en el río Paraná. Asimismo, la logística terrestre funcionó al límite de su capacidad, especialmente en la conexión con Brasil, el principal destino de las exportaciones de maíz, trigo y arroz paraguayo.
Uno de los temas destacados de fin de año es la inminente firma del acuerdo Mercosur-Unión Europea, aunque para el sector de oleaginosas su impacto es limitado. “La Unión Europea no es un destino importante para nuestras exportaciones de soja. Prácticamente, no va aceite y solo una pequeña porción de harina de soja”, mencionó Pastore. No obstante, reconoció que el acuerdo podría representar un beneficio para otros sectores, como la carne.
De cara al próximo año, Capeco tiene como principal objetivo acompañar el desarrollo de la campaña 2025 y fomentar el crecimiento del sector. “Una buena cosecha tiene un efecto positivo en toda la economía: transporte, comercio, estaciones de servicio y muchas otras actividades conexas”, destacó Pastore.
Asimismo, Pastore subrayó la necesidad de identificar condiciones para dar un salto productivo: “Llevamos años en una meseta, con una producción estable, entre 10 y 11 millones de toneladas. La tecnología y la infraestructura nos permiten absorber un crecimiento sin inversiones adicionales, pero necesitamos trabajar en variedades genéticas adaptadas a las condiciones locales”, dijo.
El dirigente mencionó que el desarrollo de biotecnología y manejo de suelos son claves para aumentar la productividad. “Hay un paquete tecnológico disponible, pero los avances en mejoramiento genético llevan tiempo. Creemos que ese es el siguiente paso fundamental”, subrayó.
Por último, reconoció que el riego puede ser una solución en regiones con baja precipitación, aunque su implementación es costosa. “Hemos visto experiencias de producción bajo riego en el Chaco, donde las lluvias son escasas. Son desarrollos que sin duda serán muy positivos”, concluyó.
De esta manera, Capeco proyecta un 2025 enfocado en superar los desafíos climáticos y logísticos, apostando por la tecnología y la mejora de las condiciones productivas para mantener a Paraguay como un actor clave en el mercado de cereales y oleaginosas.