Graduada en administración de empresas en la UC, con una maestría en marketing obtenida en la Universidad Americana, es MBA por el Instituto de Empresas de Madrid, España. Tras concluir el colegio trabajó durante un año en una empresa antes de ingresar al Grupo Internacional Mercosur SA (Gimsa), la compañía familiar donde pasó por todas las áreas para conocer cómo operaba cada una de ellas y para formarse en su camino hacia el nivel gerencial. En los primeros años se desempeñó en el área administrativa y después en el área comercial, especializándose en marketing. Hoy, además de ser la propietaria, está a cargo de la dirección comercial de Rondina.
¿Cuándo empezó su carrera empresarial?
En el 2010. Cuando comencé en el área comercial éramos tres personas y hoy somos unas 40 mujeres. Crecimos mucho pos pandemia, tuvimos que adaptarnos incorporando nuevas líneas de productos. Teníamos dos líneas y desde el 2013, a través de conocer al cliente, introdujimos la línea casual que ahora acompañamos con otras líneas y empezamos a trabajar con importados con el objetivo de acompañar a la mujer todo el día. Pasamos de ocho sucursales a más de 30. Adquirimos nuevas marcas y desarrollamos las nuestras.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresaria?
Lleva tiempo conocer la industria, el mercado, a los clientes e ir encontrando la fórmula que mejor funcione. A veces te equivocás; y esto es por ensayo y error. A mi favor juega el hecho de que trabajé muchos años en la misma empresa y me es más fácil acompañar los cambios y el crecimiento.
A nosotros lo que nos dio un buen resultado es que apostamos por gente joven. Tengo 32 años y soy la mayor del equipo. Mi equipo es muy dinámico, no tiene miedo al cambio, lo que es bueno porque tenemos que adaptarnos, ya que el cliente cambia y nosotros debemos cambiar con ellos. Con ganas y creatividad, funciona.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresaria?
Todo lo que creció la marca en los últimos años. Estamos sosteniendo un crecimiento anual del 30%. Y el lanzamiento de nuevas líneas de productos y las nuevas sucursales fue el mayor éxito y lo que nos permitió crecer. Vimos que había una necesidad de usar ropa cómoda todo el día y así empezamos a lanzar una nueva línea de productos y nos dimos cuenta de todo lo que podíamos seguir creciendo. Ahora el desafío es seguir innovando, ofreciendo cosas nuevas a nuestros clientes. En Rondina lanzamos de ocho a 10 artículos nuevos por día y tenemos una red de 6.000 revendedores.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
No tener miedo, porque muchas veces el temor de probar, de experimentar es lo que no nos deja descubrir todas las posibilidades que existen. Nosotros probamos, experimentamos saliendo al mercado. Y si por miedo no lo hubiésemos hecho seguiríamos con ocho locales y dos líneas de productos. Y si lo que intentaste no funcionó aprendiste muchísimo para poder hacer nuevas cosas. No siempre va a funcionar todo, pero de todo se aprende.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Creo que las generaciones más antiguas tenían miedo a emprender, no había tantas ganas como noto que hay ahora en los jóvenes, que cada vez más quieren ser dueños de sus propios negocios antes que trabajar para alguien, quieren ser dueños de su tiempo. Eso hace que se estén desarrollando nuevos negocios y muchas oportunidades para el país. Los jóvenes están probando, aprendiendo, y así el mundo empresarial sigue innovando y creciendo. Se traen ideas innovadoras de afuera y la gente se está animando a emprender.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios o vale más la intuición?
Las dos cosas juntas es la fórmula perfecta. Estudiar afuera te abre mucho. El compartir con compañeros que vienen de distintas partes del mundo, con otras historias, te abre la mente de otra manera. Vale mucho haberse graduado en una carrera, y haber estudiado afuera mucho más, pero la experiencia laboral es lo principal. En Paraguay empezamos a trabajar cuando terminamos el colegio y en el resto del mundo al terminar la universidad, y se nota esa diferencia de tener más años de experiencia laboral.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Debería ser una ayuda. Pero un cambio de gobierno, como va a pasar ahora, siempre nos afecta. Si la economía está bien a nosotros nos va mejor, es lo que mueve la aguja del consumo, porque nosotros podemos hacer todo de nuestra parte para sacar el mejor provecho. Pero hay factores externos que están fuera de nuestro control y nos afectan.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Siempre les escucho a los miembros de mi equipo. Trabajar en equipo, tomando todas las opiniones en cuenta es la manera en la que los colaboradores se sienten más motivados, porque ven que su opinión es importante y que ellos forman parte de las decisiones.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Compaginar el trabajo y ser mamá es mi mayor desafío en los últimos años. Tener mi espacio personal es lo que me permite lidiar con el estrés; eso y tratar de tener un tiempo para mí, para estar con mi familia, y realizar alguna actividad física.