Un símbolo de las navidades foráneas es el árbol natural de pino que se compra para luego ubicarlo en la sala y adornarlo a la espera de Santa Claus y sus regalos. Esa tradición, aunque con matices diferentes se está incorporando a nuestras costumbres.
Leidys Insfrán es propietaria de Tierra Activa, que comercializa arbolitos navideños, cuya demanda también incrementa. Ella refirió que “este año la venta se movió muchísimo más después de que mejoró lo de la pandemia; ahora la gente está optando por el arbolito natural, que este año se está pidiendo mucho más, y ya tenemos un 30% más en ventas”.
La emprendedora aseveró que las personas están optando más por lo natural, y porque es más barato que comprar uno artificial, que puede costar entre G. 300.000 y G. 800.000 (a veces mucho más) y tienen una altura reducida.
“Nosotros vendemos a G. 140.000 un arbolito natural de 1,60 m. El de mayor tamaño tiene algo más de 2 m y cuesta entre G 160.000 y G 170.000, dependiendo de la cantidad. Si me piden tres o cuatro, ahí se negocia. Siempre le damos posibilidades al cliente. El ciprés es el que más se está llevando porque es el más navideño, al igual que el pino limón”, detalló.
A diferencia de lo que se ve en EE.UU., donde los arbolitos se desechan después de Navidad, en Paraguay se mantienen vivos. En EE.UU. no los conservan porque son cortados. “Los nuestros vienen en maceta, como para poder trasplantarlos a la tierra y ahí adornar. Esto es permanente. Ellos desechan porque tienen muchas plantaciones de cipreses y pinos. Cortan a una altura, llevan y adornan. Pero eso se seca porque no tienen raíz”, agregó.
Pavo a la mesa
Elemento central en la mesa familiar navideña en otros países, principalmente en las de EE.UU., como nos muestran las series y películas, el pavo no es que sea desconocido en Paraguay, pero sí poco habitual. Bueno, eso parece estar cambiando.
Paul Grimm, gerente de relaciones institucionales de Casa Rica explicó que el pavo se vende normalmente durante todo el año, principalmente pavita, pero que el pavo entero todavía se demanda poco, pues no es común en el consumo del paraguayo.
Pero a esta altura del año es diferente. “Si digo que la venta aumenta 1.000% a lo mejor me quedo corto, porque crece exponencialmente, tanto pavita como pavo entero para la gente que lo prepara y lo pone en su mesa navideña y también los que están preparados para cocinar”, explicó.
Grimm agregó que cambiar el hábito de la gente es un proceso que lleva tiempo. Y en Paraguay son pocos los que se dedican a la cría de pavo, por lo que prácticamente todo lo que se consume viene de Brasil. Pero la demanda está en aumento.
“Los propios productores brasileños potencian la producción para ese tipo de pavo grande para fin de año. Así que si hablamos de hace 10 años a ahora, se consume mucho más y la gente lo va incorporando a su menú más usual, más convencional”, aseguró Grimm.
Cuestión de imagen
Ahora también se está extendiendo el hábito de preservar la reunión familiar navideña plasmándola en una producción fotográfica, una tarea de la que se encarga Celeste Montaner, quien con otras dos fotógrafas, María José Cuevas y Jazmín Rodríguez, realizan montajes fotográficos en su emprendimiento denominado Babyshoot.
“Hacemos producciones navideñas, montajes. Hace 10 años que trabajamos en esto, pero desde hace cinco años tiene un auge que en la pandemia creció más aún. Ahora pasan hasta más de 150 familias por el estudio”, manifestó.
Las producciones tienen dos precios: G. 1,5 millones para el básico, dirigido al primer núcleo familiar, y G 2,5 millones para la familia extendida, con tíos y abuelos. Son de 10 y de 18 copias. “Esto va a seguir creciendo y, de hecho, cada año invertimos mucho dinero en nuestro set, cambiamos, vamos mejorando, porque la vara es cada vez más alta en los montajes”, remarcó.