Milei y Kaiser defienden la absoluta libertad de mercado y la casi nula intervención del Estado ¿Es una señal de que el empresariado apuesta a fortalecer esta posición?
En el mundo empresarial creemos claramente que el Estado tiene una función que cumplir, que el Estado debe ser mínimo pero que tiene que cumplir su función con eficacia y con eficiencia. Y eso no ocurre. Acabamos de ver la contratación de 60.000 nuevos empleados públicos en medio de una campaña política. Esto habla de los derroches del Estado y de su ineficiencia. Creemos y sostenemos que el Estado tiene que hacer su tarea y marcar la cancha, pero el resto debe quedar para la iniciativa privada. Y en ese sentido Paraguay tiene todavía mucho que avanzar.
No es novedad que los empresarios piensen así, pero, insisto, parece que ahora están pisando más fuerte en ese terreno.
Lo principal es que hay que debatir en el mundo de las ideas, trabajar por las ideas que uno defiende. Somos demasiado políticamente correctos y muchas veces no queremos confrontaren el mundo de las ideas porque se entiende que esa confrontación es un poco violenta pero no hace falta que eso sea así.
En el mundo de las ideas uno puede debatir y trabajar para instalar las ideas que uno defiende y creo que nosotros que estamos defendiendo un estilo de vida republicano, un estilo de vida basado en el esfuerzo en el trabajo, en el desarrollo de las personas y en su bienestar a través de la creación de riqueza. En el sector empresarial debemos instalar que ese es el camino correcto.
Pero por muy ineficiente que sea el Estado hay sectores en los que no puede estar ausente.
Podemos decir, en el caso paraguayo, que el Estado tiene fracasos en ciertos sectores y muchas veces dicen que es por falta de recursos pero sin embargo vemos que los recursos están ahí, pero la gestión no es suficiente. Y eso ocurre en el sistema educativo, en el de salud, en aquellos servicios básicos que la población necesita para tener la oportunidad de un mejor futuro. Si no solucionamos eso ¿qué ganamos repartiendo dinero? La repartija de dinero tiene límites y conlleva un desincentivo para el que genera riqueza.
¿Está hablando de los subsidios?
A mí me enseñaron que los subsidios tienen que ser temporales, controlados porque no hay forma de sostener a una persona toda su vida con subsidios a menos que esa persona tenga alguna condición especial.
¿Qué modelo propone?
Hay modelos en los que la intervención del Estado ayudó a mejorar el bienestar de la gente.
Por eso diría que el modelo que recoge ambas realidades, la necesidad de la libertad económica para generar este proceso de creación de riqueza y, por otro lado, un Estado mucho más eficiente en su proceso de igualar las oportunidades para que la gente, con su esfuerzo personal y con dignidad, pueda salir de su situación de pobreza.
Tenemos ejemplos de países que han avanzado hacia modelos que funcionan, como el caso de Alemania, con la economía social de mercado. A muchos no les gusta este apellido, social, pero creo que el camino está por ahí. Lo que nosotros no queremos es que Paraguay caiga en una espiral de violencia incontrolable y de destrucción de los valores, como ha ocurrido en países como Venezuela, Argentina, Chile, Colombia -con riesgo de ir en esa línea-, e incluso, Bolivia.
¿Hay riesgo de que el Estado sea cooptado por grupos, digamos, indeseables?
Tenemos que estar muy cerca de los gobiernos, y eso implica cuidar que en el sector político no se vea invadida por la delincuencia porque estamos viendo que en varias de las listas hay representantes de ciertos grupos de indeseables. El riesgo real que tenemos es que nuestro Parlamento y la gestión del gobierno se vean muchas veces coaccionados por la presencia de estos grupos que usan todo tipo de métodos para llegar, controlar y promover su negocio y no el bienestar.
Creo que ese va a ser el desafío gane quien gane las próximas elecciones, debemos ser conscientes de que tenemos que actuar coordinada y cohesionadamente ante los riesgos que se presenten, que son muchos y de distinta índole, pero creo que tenemos que seguir promoviendo la inversión y el trabajo. Ahí no nos vamos a equivocar y, probablemente, vamos a lograr mayor bienestar para todos.