Especialistas de talla mundial, como el expresidente del banco de inversión Morgan Stanley en Asia, Stephen Roach, manifestaron la semana pasada su preocupación ante un futuro desplome del dólar, que en estimaciones más pesimistas podría ser mayor al 35% para fines del 2021. Según Rivas, dos motivos agudizaron la caída de la moneda estadounidense: la permanencia de la tasa de interés en cero y el esfuerzo fiscal del gobierno norteamericano para contener el impacto del COVID-19.
“En Latinoamérica el efecto de la caída del dólar está llegando tarde porque la región tiene su particularidad y las únicas monedas estables son el peso chileno, el sol peruano y el guaraní”, señaló.
Asimismo, Rivas destacó que el guaraní solamente devaluó 5,5% a 6% en los últimos 12 meses, todo lo contrario al peso argentino que registra una devaluación interanual de prácticamente el 100% y el real que está por los 26%. Además, el economista recordó que el precio de la soja –principal artículo de exportación- tuvo un incremento de 58,6% interanual, que de alguna manera podría estar influido por la caída del dólar.
Por otro lado, puntualizó que EE.UU. ya pasó por un proceso similar luego de la crisis del 2008, cuando también llevaron su tasa de interés al piso, lo que devino en un largo periodo de dólar barato. “Paraguay particularmente se benefició con eso por el financiamiento accesible y los precios de los commodities más competitivos. EE.UU. buscará recuperar el empleo y su actividad económica y mantendrá sus medidas si la inflación no les aprieta el zapato”, consideró.
En complemento, Rivas enfatizó en que un dólar a la baja permitirá que el mundo tenga dólares esparcidos en grandes cantidades y eso, en algún momento, permeará en Latinoamérica. “Es probable que accedamos a financiamiento a tasas bajas como relativamente ya lo estamos haciendo”, reforzó.
Lado negativo
Rivas aclaró que durante el proceso de devaluación del dólar el BCP cumplirá un rol fundamental, ya que la inflación interanual está por encima del 2,5% y la Tasa de Política Monetaria (TPM) permanece en 0,75%. Dichos factores hacen que los rendimientos sean negativos y requieren del fortalecimiento de la moneda local.
“Por ejemplo, ya hay pedido de suba del combustible de G. 300 nuevamente, la actividad económica medida por el Índice de Actividad del BCP está por debajo del 50% aún y hay que analizar qué pasará cuando la economía esté completamente recuperada”, reflexionó. El economista agregó que existen muchas variables, sin embargo, es categórico que el BCP deberá intervenir para contener el nivel general de precios.