-¿Continuarán en la agenda de la Capaco los proyectos que la administración anterior impulsó?
-La cámara tiene como pilar velar por los intereses de los asociados. Ese es el fin principal y no varía aunque haya cambios administrativos porque las instituciones están por encima de las personas. El 80% de los asociados de la Capaco trabaja con el Estado, donde sí se suelen cambiar bastante las políticas, en el sentido de que algunos gobiernos invierten más que otros.
-Le tocará administrar el gremio en un momento complejo, teniendo en cuenta que la obra pública es la herramienta principal para la recuperación económica, ¿qué características tendrá su gestión?
Estamos pasando por un momento histórico porque la obra pública nunca había tenido los niveles de inversión que posee actualmente. Trabajar anualmente con US$ 1.000 millones es una cifra récord y realmente los avances están a la luz, comprendiendo que el déficit en infraestructura que tenemos es importante. Actualmente Asunción ya cuenta con su primera planta de tratamiento, estamos construyendo un nuevo puente con Brasil, se está trabajando en zonas como Carmelo Peralta, se amplió la Transchaco, etc. Todo esto refleja que en el rubro estamos pasando por un momento importante.
-Hasta hace unos cuantos años US$ 1.000 millones era la meta anual para crecer sostenidamente en infraestructura, entonces ¿debemos mantener la cifra o hay que apostar un poco más?
-El país tiene 88.000 kilómetros de ruta y solamente tiene asfaltada 8.800, solo el 10% están en condiciones, entonces lo lógico es acortar la distancia. La inversión en infraestructura genera activos para el país, darle mejor acceso al sistema productivo e incentivar la creación de industrias que forman parte de la cadena de la construcción es fundamental. Lo mismo ocurre con la vivienda. Nuestra población creció de forma importante en los últimos 15 años pero en infraestructura seguimos atrasados.
-Aparte de la necesidad de inyectar capital en obras, ¿qué rol juega la eficiencia a la hora de implementar los proyectos?
-A nadie le conviene que una obra de infraestructura no termine o fracase. No se puede negar que ocurrió, no es la regla, pero tenemos casos importantes como el del metrobús, cuya plata se perdió y hoy tenemos que sentarnos a pensar en una solución porque el transporte es una carencia principal. Cuando una obra como el metrobús falla, lo que estamos haciendo es obligar a que un trabajador se despierte más temprano para ir a trabajar y llegue a su casa cansado, sin poder establecer su vida social.
Yo creo que obras fallidas como el metrobús se pueden solucionar, es lo justo, porque será una herramienta para aumentar la calidad de vida de la ciudadanía.
-Más allá de lo importante que es la inversión en obras, existe una realidad que evidencia algunos problemas en la transparencia ¿Esto tiene un espacio de debate dentro de la Capaco?
El gremio tiene la posibilidad de alertar cuando detecta obras que son ineficientes en cuanto a los procedimientos para la adjudicación. La intención de mejorar las prácticas existe, no obstante, las compañías que están en la Capaco en su gran mayoría son antiguas y saben que verse inmerso en alguna irregularidad genera un perjuicio a la larga.
Al margen, también es cierto que muchas denuncias de corrupción en la obra pública no pasan de ese estadio y terminan en la nada. Hay empresas que fueron sancionadas, que es lo correcto, pero creo que la corrupción se debe denunciar con seriedad y muchas veces no es así.