“Esto es como el aguinaldo para el artesano, que no es solo un productor de pesebre”, afirmó Pedro Cristaldo, maestro artesano y referente del gremio de Areguá, además de encargado de la filial del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), de la capital del departamento Central.
Es que la cercanía de las fiestas de fin de año genera en Areguá un movimiento económico que viene de la mano de la demanda de pesebres y que constituyen la temporada alta de ventas para los artesanos de esa localidad, quienes ven cómo se duplica la posibilidad de obtener ingresos.
La Navidad paraguaya tiene elementos que integran la tradición religiosa traída por los colonizadores provenientes de la península ibérica con toques propios de nuestra naturaleza como la flor de coco que perfuma los pesebres y le da el toque local.
Y si bien la tradición se mantiene -y la presencia permanente de la flor de coco es un ejemplo de ello- hoy existe un público que exige novedad, al punto de que los artesanos que innovaron son los que más están vendiendo, según el testimonio de Cristaldo.
“Hoy tenemos un público más diverso, que exige una artesanía más novedosa, modelada a mano y no hecha con matrices. Eso ha impulsado a la artesanía, incluyendo innovaciones en pintura, en las guardas, con figuras gorditas o flacas”, explicó el artesano.
La novedad no se detiene ahí, ya que más allá de que esta sea la época de los pesebres, también está naciendo otra tendencia, que es la de adquirirlos fuera de temporada alta. “Muchas empresas están comprando pesebres como regalo de fin de año o para ponerlos sobre el escritorio, a modo de decoración”, agregó.
Andrea Serna, representante de La Mantís, corroboró lo dicho por Cristaldo y añadió que “la aceptación con respecto a años anteriores es mucho mayor; creo que este año la Navidad volvió y hay mucha demanda de los regalitos personalizados; triplicamos la producción, y los artesanos están trabajando día y noche para responder a la demanda”.
Serna señaló que si bien el pesebre tiene su época, lo que buscan en La Mantís con su oferta es que una familia tenga uno en una mesa, en el recibidor, de una forma más delicada. “Estamos haciendo muchas Sagradas Familias, que quedan de manera permanente en un lugar de la casa”, refirió.
Solo en noviembre La Mantís vendió más de 400 pesebres, y esperan comercializar una cantidad similar en diciembre. “A medida que se acerca la Navidad la gente cada vez viene más a buscar nuestros productos para regalar”, relató. Los precios de sus productos van de G. 90.000 a G. 600.000. Y ya que hablamos de precios, en Areguá se consiguen piezas que cuestan desde G. 10.000 hasta G. 6 millones, para las figuras que tienen alrededor de 1 metro.
Patricia Zarate, presidenta de la Coordinadora de Artesanos Expo Pesebre, afirmó que los precios mínimos van de G 50.000 y hasta G. 5 millones en la feria de Areguá, donde 140 productores exponen su mano de obra. “Aún no tenemos una venta máxima, pero este fin de semana estamos en espera de la venta masiva, digamos, porque aún no todos están cobrando su aguinaldo. Generalmente después de las fiestas de Caacupé comienzan las ventas”, resaltó.