Luego aparecieron los efectos de la sequía, que no permite navegar por los ríos a las barcazas, y que al mismo tiempo incrementa el precio del flete puesto que, en lugar de realizar un solo recorrido, los barcos viajan más veces con un menor porcentaje de carga.
Igualmente, la falta de contenedores provoca una congestión marítima, por lo que las navieras cobran el triple del flete, ya que un tránsito que convencionalmente dura 40 días, ahora insume 100.
Este escenario influyó finalmente en el precio de los productos importados, como en el caso de los provenientes de China continental, que es el origen principal de los productos electrónicos que importa Paraguay, además de insumos para las industrias.
Ahora bien, ¿por qué afecta tanto a Paraguay el caso de China? La respuesta es que, como se dijo, se trata del principal origen de nuestras importaciones.
Según el reporte de Comercio Exterior del Banco Central del Paraguay (BCP), al cierre de agosto, China representó el 29,5% de participación en la dinámica, equivalente a US$ 2.231,2 millones, seguido de Brasil con el 24,2%, por un monto de US$ 1.828,5 millones. Los principales productos demandados son los fertilizantes, los automóviles y las cervezas de malta.
Con una menor participación, le sigue Argentina, representando el 9,5% de participación en el total importado, por un valor de US$ 716,2 millones.
Oportunidad para el vecino
El presidente de la Cámara de Importadores del Paraguay (CIP), Elzear Salemma, manifestó a InfoNegocios que la crisis desatada por el gigante asiático abre una oportunidad al otro gigante sudamericano, Brasil, y podría catapultarlo como nuestro mayor proveedor.
“Es una oportunidad para Brasil, para que su industria se recupere y se incremente el negocio entre Paraguay y ese país. Brasil se va volver más competitivo”, visualizó el empresario.
Mencionó que la importación desde China se tornó tan complicada que los productos de ese país podrían dejar de ser competitivos. Y la industria brasileña posee un potencial de expansión como para recuperarse en pos pandemia.
Encarecimiento de fletes afecta a industria local
Con relación a la dinámica de importaciones, reconoció que, pese a todos estos inconvenientes, este año es mejor que el año pasado. “Estamos en positivo, entre el 17% y 20% de crecimiento. Los importadores y empresarios han podido sortear muchísimo estos inconvenientes”, aseguró Salemma.
No obstante, el referente del sector alertó que los productos importados se vieron afectados y por ende sufrirán incrementos durante esta temporada. Los más susceptibles son los electrodomésticos, bazar, telas, ropas; todo lo que se trae de China.
“Lo peor es que además se importa materia prima para la industria local; entonces esto tiene un efecto generalizado. No es solo para el importador de productos terminados la afectación, sino que incluye a la industria nacional, porque los industriales son importadores también”, ratificó.
Pedido de freno a sobrecostos
Recientemente, la Cámara de Importadores del Paraguay (CIP), solicitó a la Dirección Nacional de Aduanas reducir los costes de tarifas de despachos, lo que consideraron factible desde el ente gubernamental.
Consultado sobre el punto, detalló que para realizar el despacho, la Aduana llega a un valor imponible sumando el costo de la mercadería, más el seguro y el flete; y al estar este último “artificialmente inflado, ya es un problema muy serio para el sector, y que finalmente eso se va a trasladar al precio”.
Acerca del tema, especificó y ejemplificó que una mercadería que cuesta US$ 100.000 termina con un precio de US$ 120.000 a raíz del incremento en la tarifa del flete.
Por tanto, el pedido a la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) es que considere esta coyuntura y fije el valor del flete anterior a la subida inesperada.
“Que considere un flete de US$ 4.500 a US$ 5.000, que era lo que se estaba pagando hasta fines del 2020. Vamos a pagar un impuesto extrazona, cuya tasa también se paga por el precio del contenedor”, sostuvo.
Contenedores cuestan cinco veces más
Salemma precisó que los contenedores -refiriéndose a los de 40 m3- costaban entre US$ 4.000 y US$ 4.500; luego subió a US$ 7.800, US$ 8.500, US$ 9.000, US$ 11.000, US$ 12.000, hasta llegar a cerrar actualmente en US$ 18.000.
A su vez, comentó que conseguir espacio es toda una odisea. “No es que decís ‘voy a traer la mercadería’ y tenés el contenedor y el espacio en el buque disponible; tenés que esperar a que haya. Eso hace que el precio suba. En realidad el precio subió cinco veces”, puntualizó.
También explicó que “no hay escasez de contenedores, lo que hay es contenedores que están en América y las mercaderías tienen que salir de Asia. Ese tipo de problemas es lo que hay y se van a ir regularizando, pero va a llevar un buen tiempo para equiparar la misma cantidad de un lado y de otro”.
Proyecciones
Por último evaluó que para el último trimestre del año “vamos a terminar en positivo el año, y el gran desafío es lo que va pasando con estos sobrecostos. Si tan solo pudiéramos tener certeza de la cotización del dólar. Esas cosas ayudan a la previsibilidad, para saber a qué nos vamos a enfrentar”.
El titular del CIP consideró que si bien es un año difícil, en contrapartida se avizora optimismo porque el principal inconveniente fue la pandemia y ahora existe “una sensación de que se resolvió el problema”, lo que induce a generar un clima de negocios auspicioso de cara al 2022.
“La economía en general se va reactivar, los eventos, los festejos. Va a tener un impulso todo el consumo. Para mi es una alegría leer y escuchar cómo el COVID-19 ha disminuido de una manera sostenida y está prácticamente en cero”, concluyó.