Sin embargo, también hay una tendencia que merece atención y se trata del aumento de la deuda externa, que comienza a perfilarse como el principal desafío de mediano plazo para la estabilidad fiscal del país.
Según el World Economic Outlook de octubre de 2025, la economía mundial crecerá un 3,2% este año, impulsada principalmente por los mercados emergentes y en desarrollo. En América Latina y el Caribe, el crecimiento promedio será del 2,0%, lo que refleja las limitaciones estructurales y las presiones fiscales de la región. Paraguay, en cambio, se ubica por encima de ese promedio con una proyección de 3,8% de expansión del PIB, consolidándose como una de las economías más dinámicas del Cono Sur.
“Paraguay logró mantener una combinación poco común en la región: crecimiento económico con estabilidad de precios”, explicó el economista y consultor José Oviedo a InfoNegocios, al analizar el cierre económico de este año. “La inflación prevista del 3,7% muestra un manejo monetario prudente y un entorno de confianza que permitió sostener el consumo interno y atraer inversiones”, añadió.
El informe del FMI destaca además la recuperación del sector agropecuario, particularmente la producción de soja y carne, que volvió a ser el motor principal del crecimiento gracias a un clima más favorable y una mayor demanda externa. A esto se suman los buenos niveles de generación de energía en Itaipú y Yacyretá, que siguen aportando significativamente a la balanza comercial del país.
“En 2025 tuvimos una recuperación importante de la producción agrícola, lo cual se tradujo en mayor actividad exportadora y mejores ingresos para el sector rural”, señaló Oviedo. “Ese efecto positivo se sintió también en el comercio y los servicios, que acompañaron el dinamismo de la economía”.
Pero el buen desempeño no se explica solo por el frente externo, más bien, el consumo interno muestra señales de fortaleza, en parte gracias a una inflación controlada y a políticas fiscales más ordenadas. El Gobierno avanzó en su plan de consolidación fiscal, con una meta de reducir el déficit del 2,6% del PIB en 2024 a 1,9% en 2025, lo que según el FMI refuerza la credibilidad del marco macroeconómico paraguayo.
“La disciplina fiscal fue clave para sostener la estabilidad”, apuntó Oviedo. “Eso permitió mantener un tipo de cambio estable, preservar las reservas internacionales y dar previsibilidad a los agentes económicos. En un entorno global todavía volátil, ese orden interno marca una diferencia respecto a otros países de la región”.
En ese sentido, la deuda externa de Paraguay viene creciendo de manera sostenida. Aunque el país todavía mantiene niveles moderados en comparación con sus vecinos, la tendencia ascendente podría representar un riesgo si no se maneja con prudencia.
“El crecimiento de la deuda en moneda extranjera debe ser monitoreado de cerca”, advirtió Oviedo. “No se trata de un problema inmediato, pero sí de un tema estructural. Es fundamental que los nuevos préstamos se destinen a proyectos productivos e infraestructura, y no al financiamiento de gastos corrientes. Solo así se asegura un retorno que justifique el endeudamiento”.
El déficit de cuenta corriente —que según el FMI fue de 3,7% del PIB en 2024— evidencia la necesidad de financiamiento externo para sostener la actividad económica. En un contexto de tasas internacionales todavía altas y condiciones financieras más restrictivas, el costo de la deuda podría presionar las cuentas públicas en los próximos años.
Pese a esos desafíos, Paraguay cierra 2025 con un panorama alentador: crecimiento firme, inflación bajo control, reservas sólidas y confianza internacional en su desempeño económico. La pregunta, según Oviedo, es cómo sostener ese equilibrio sin comprometer la estabilidad futura.
“El desafío de ahora en adelante es crecer sin sobreendeudarse. Paraguay tiene potencial para seguir expandiéndose, pero necesita fortalecer su capacidad productiva y diversificar su economía. El crecimiento no puede depender exclusivamente del agro; debe traducirse en desarrollo inclusivo y duradero”, reflexionó el economista.