“Comencé en el año 2012 sin conocer la industria. Fue entonces que empecé a investigar cada ámbito posible de ese mundo: cómo se hace, quién hace, con qué materiales. Me fui a talleres, me reuní con orfebres, tomé clases y comencé a hacer yo misma las joyas para poder entender los límites de los metales y las piedras, para poder diseñar”, comentó Andrea Barrail, que estudió Gemología -la rama de la mineralogía que aborda el estudio de las piedras preciosas- en el Gemological Institute of America (GIA) de Nueva York.
Lo más difícil de este negocio es lograr que un diseño se interprete de manera correcta y en el tiempo necesario, según la diseñadora. Además de tener que trabajar con pocos materiales. “Trabajamos con cuatro artesanos, cada uno cumple su función para completar una joya. Cada obra la concluimos juntos con el orfebre, que tiene años de experiencia en el rubro”, detalla.
Por otra parte, lo más satisfactorio es ver el resultado. “Es hermoso ver que los productos hacen felices y son del agrado de personas que ni conoces, que te apoyan para seguir intentando trabajar en esta área y que confían en tu talento. Es una lucha diaria, ya que cada día logramos algo que parece imposible”, expresó la diseñadora.
Inspiración indígena guaraní
Esta nueva colección fue inspirada en los grabados de los indígenas guaraní Pai Tavytera, que representan siglos de tradición. Al mismo tiempo, una gran parte de la inspiración de la artista tuvo que ver con el arte moderno de su padre, el arquitecto Pedro Barrail, específicamente sus muebles de la colección "Welcome to the Jungle".
Se utilizaron metales como oro de 18 quilates, entre ellos el blanco, amarillo y rosado, acompañado de piedras naturales. Cada pieza es entregada en una bolsita de hilo realizada a mano por las mujeres de la tribu indígena guaraní Pai Tavytera, otra oportunidad más de resaltar la artesanía paraguaya. El 20% de las ganancias de cada producto van a un fondo para ayudar a los niños de la calle.
El negocio de las joyas en Paraguay
Andrea cree que por más que se vendan muchas joyas, falta educación sobre el rubro de la joyería. “Casi nadie entiende cómo se hacen o las propiedades y el valor de un metal o una piedra. Para valorar una joya por lo que es realmente, es importante saber esos detalles”, afirma.
“Además, Paraguay es un país que tiene tanto que dar y la gran mayoría prefiere importar joyas que darle una oportunidad a nuestros artesanos. Esto es un trabajo más difícil, pero si se hace con amor y paciencia el resultado es mil veces más reconfortante”, agrega.
Asunción, Nueva York y París
Su primera exposición la realizó en Design Miami con la galería de Cristina Grajalles en diciembre de 2016. Las joyas de Andrea Barrail se venden por el momento en el Shopping del Sol como exposición de arte pop-up en la tienda Maestro.
Las artesanales joyas paraguayas también formarán parte de una prestigiosa galería en Nueva York próximamente. “Actualmente estoy en conversación con muchas tiendas del exterior para vender allí mis joyas. En noviembre voy a París para el World Fashion Week a exponer y vender y al mismo tiempo reunirme con compradores potenciales. En un futuro, todavía no me decidí, capaz me anime a abrir mi propia tienda”, afirma la diseñadora.
La finalidad de esta marca a largo plazo es dar el brillo, la luz y la atención que se merecen la artesanía y la cultura paraguaya. “Deseo que en el futuro el mundo entero vea y recuerde a Paraguay por su belleza y por todo lo que tiene para ofrecer”, concluyó Andrea.
(NV)