No obstante, a pesar de la euforia de algunos sectores, el director ejecutivo de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Hugo Pastore, ofreció una perspectiva más cautelosa, advirtiendo sobre los riesgos que podrían derivarse de las negociaciones.
El acuerdo, aún pendiente de ratificación por parte del Parlamento y el Consejo de la UE, y por los congresos de los países del bloque sudamericano, fue descrito por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como "ambicioso y equilibrado", subrayando que ofrecerá nuevas oportunidades para las empresas de ambos lados del Atlántico. No obstante, Pastore, aunque reconoce las oportunidades de expansión de mercados y la reducción de aranceles, puso énfasis en la necesidad de revisar exhaustivamente los términos.
Uno de los puntos que preocupa a los exportadores paraguayos tiene que ver con las restricciones ambientales impuestas por la UE, particularmente las relacionadas con la deforestación.
Según Pastore, Paraguay ha hecho un esfuerzo significativo en los últimos años para cumplir con las normativas ambientales, especialmente en la Región Oriental, que produce más del 90% de su soja bajo estrictos estándares ambientales.
Sin embargo, la situación en el Chaco, una región en proceso de desarrollo y expansión, podría verse amenazada por las nuevas regulaciones que podrían "ponerle un candado" al potencial de crecimiento.
"El Chaco representa más del 70% de nuestro territorio, y no podemos permitirnos que restricciones ambientales, que no tienen en cuenta las realidades y necesidades del desarrollo regional, frenen nuestro crecimiento. Es una región que, aunque todavía en expansión, ha demostrado que puede desarrollarse de manera sostenible", señaló Pastore, quien también destacó el ejemplo de las colonias menonitas, que han logrado generar un próspero modelo de trabajo y progreso a través de la agricultura sostenible.
Otro aspecto del acuerdo es la posible competencia que Paraguay y otros países del Mercosur podrían enfrentar con las importaciones de productos agrícolas europeos, algo que genera recelo en los sectores agroexportadores de la región.
En este sentido, Pastore se mostró escéptico sobre la capacidad de los productos europeos para competir en igualdad de condiciones con la producción del Mercosur, que ha demostrado ser mucho más eficiente en términos de costos.
"La competitividad del Mercosur, particularmente en áreas como la soja, la carne y el maíz, es abrumadora. Brasil ha demostrado un crecimiento continuo y Paraguay no se queda atrás en cuanto a eficiencia. Europa, por su parte, no puede competir con nuestras ventajas comparativas en términos de costos y escala", agregó.
¿Cómo puede beneficiar el acuerdo a Paraguay?
Pastore reconoció que el acuerdo podría traer beneficios significativos si se implementa correctamente. "Este acuerdo tiene el potencial de abrir nuevos mercados y facilitar la inversión en sectores estratégicos", comentó.
Desde una perspectiva industrial, Paraguay podría beneficiarse con un mayor acceso a tecnologías y conocimientos, lo que permitiría un avance en sectores como la industria alimentaria y la tecnología agrícola.
La posibilidad de mejorar los procesos aduaneros y la reducción de barreras arancelarias también son puntos positivos que, según el director de Capeco, podrían tener un impacto positivo en las exportaciones paraguayas.
Pastore insistió en que cualquier acuerdo debe ser analizado cuidadosamente. "La prudencia es clave. No podemos basarnos sólo en las promesas de apertura de mercados; debemos asegurarnos de que el acuerdo no imponga restricciones o condiciones que frenen nuestro desarrollo", explicó.
Además, señaló que la acción de la Cancillería, que ha estado trabajando durante años en las negociaciones, ha sido fundamental, pero que el proceso de ratificación final todavía puede traer sorpresas que podrían cambiar el panorama.
El impacto de la oposición europea
Uno de los puntos que aún deja incertidumbre sobre el futuro del acuerdo es la fuerte oposición de algunos países de la UE, como Francia, que ha mostrado su desacuerdo con el pacto, especialmente por los posibles efectos sobre la agricultura europea.
Pastore expresó su preocupación por el potencial bloqueo del acuerdo en Europa, ya que la ratificación por parte de los 27 países miembros es crucial para su implementación definitiva. "Francia ha sido muy clara en su oposición, y ahora otros países, como Polonia e Italia, también están levantando la voz. La ratificación no es algo que debamos dar por hecho", indicó.
El acuerdo UE-Mercosur es, sin duda, una oportunidad histórica, pero también un terreno lleno de incertidumbres que deben ser cuidadosamente analizadas antes de asumir que se trata de una victoria sin consecuencias. La clave, según Pastore, será asegurarse de que las condiciones del acuerdo no perjudiquen el potencial de desarrollo de Paraguay ni generen una competencia desleal para sus productores.