La economista explicó que la educación financiera es un conjunto de muchas aristas, lo cual permite que una persona pueda tomar decisiones asertivas sobre cómo ganar dinero, administrarlo, gastarlo, invertirlo y realizar transacciones económicas que dan acceso a mejorar la calidad de vida y en ese sentido, a su criterio, este fin debería ser un derecho humano.
Por su parte, Germán Rojas, expresidente del Banco Central del Paraguay (BCP) y extitular del Ministerio de Hacienda, consideró que “la educación financiera y la formalización de la economía van de la mano, y el sector empresarial es parte relevante en este esfuerzo”. Por lo tanto, manifestó que es de esperar que los numerosos actores que la impulsan perseveren en esta necesaria herramienta para el logro de mejores días para todos.
El rol de las empresas
Ayala Person indicó que las empresas tienen un público directo con que interactúan e influyen, que serían los colaboradores, clientes, proveedores, comunidad en general e incluso su relación con el Estado.
Es así que cuando una empresa desarrolla su función con responsabilidad social no puede evitar reconocer la capacidad de implementar acciones positivas para contribuir a la generación de condiciones de dignidad para las personas.
“Si los empresarios asumen su noble vocación de esta manera, tomarán decisiones de acción que generarán mayor estabilidad laboral; mejoras en el ambiente empresarial, en su cadena de valor, en su clima organizacional y por ende en la sostenibilidad de su propia empresa. La educación financiera es un buen negocio”, aseguró.
Falta inclusión
La economista sostuvo que hay poca profundidad en la base de datos de clientes financieros, lo cual impide analizar adecuadamente el comportamiento de las personas, realizando una clasificación por género, ciudad, profesión, rubro, actividad económica, edad y otros datos, a modo de implementar programas dirigidos a mayor inclusión financiera.
Con la inclusión disminuirían las brechas de inequidad de oportunidades. “No estar incluido en el sistema formal de la economía implica mayores costos para la persona, emprendimiento o comercio. Además, la inclusión no debe darse exclusivamente por el lado de acceso al crédito, sino también por el acceso al ahorro y a la inversión, a elevar su conocimiento financiero y a contar con la protección al consumidor financiero”, apuntó.
Por su parte, Rojas señaló que en términos de campañas de conocimiento, se debería “tal vez pensar en una vía de comunicación en el lenguaje que la gente entienda. Cuanto más sencillo el lenguaje, mejor resultado habrá en los logros”.
Importancia de la formalidad
La profesional apuntó que el ingreso a los sistemas financieros contribuye a la mejora en el manejo de flujo de caja, mayor eficiencia en los márgenes de rentabilidad y menores costos financieros.
“Usualmente tienen claro el supuesto ahorro de costos, por ejemplo de impuestos, pero no tienen analizado el monto que están dejando de ganar debido a gastos relacionados a la informalidad”, refirió sobre las consecuencias del desconocimiento del empresariado.
Ejemplificó que con la informalidad, el emprendedor termina pagando mayores tasas de interés en préstamos a causa de que los ratios financieros de la empresa no son favorables. “Lo mismo sucede con la exposición innecesaria a riesgos relacionados con demandas laborales, imprevistos de accidentes, incendios, robos, etc.”, precisó.
Además, subrayó que es de gran relevancia aprender sobre herramientas financieras y principalmente las tecnológicas que pueden implicar ventajas para aumentar ventas, mejorar márgenes y disminuir costos y riesgos operativos.