Según datos del MUVH, cada vivienda requiere en promedio 10 puestos de trabajo: cinco directos (albañiles, plomeros, electricistas) y cinco indirectos (ceramistas, proveedores de materiales, transportistas). En un país donde la construcción es uno de los sectores que más dinamiza la economía, el programa funciona como una inyección de empleo inmediato y descentralizado.
Insumos locales, producción asegurada
Uno de los rasgos más llamativos del plan es que prácticamente el 100% de los materiales utilizados son de producción paraguaya: cemento, varillas, arena, ladrillos y tejas. Eso implica que cada guaraní invertido circula dentro del país, beneficiando tanto a grandes cementeras como a pequeños productores artesanales.
En Tobatí, por ejemplo, el efecto es contundente: “Casi el 50% de todo lo que se produce en la ciudad se compra a través de las obras del Gobierno Nacional”, detalló el ministro Juan Carlos Baruja en conversación con InfoNegocios. Para el sector ceramista, eso significa más producción, más empleo y más estabilidad en un mercado que suele depender de la demanda estacional.
La variable financiera
Otro elemento esencial es el acceso al crédito: con plazos de hasta 30 años y una tasa del 6,5%, Che Róga Porã ofrece condiciones de financiamiento que Baruja calificó como “las más bajas no solo de Paraguay, sino de la región”. Esto permite que familias con ingresos de entre 1 y 5 salarios mínimos puedan sostener la compra de una vivienda sin salirse de su presupuesto mensual.
Para el sistema financiero, significa además un nuevo nicho de clientes formales con capacidad de pago, lo que ayuda a expandir el crédito y a sostener un mercado de largo plazo en el sector inmobiliario.
Un programa que multiplica
La magnitud del proyecto plantea también interrogantes: ¿está el mercado local preparado para sostener la demanda de insumos y mano de obra? Baruja asegura que sí. “El país está en condiciones, y lo estamos demostrando con los resultados”, afirmó, al tiempo de adelantar que el programa busca extenderse a paraguayos en el exterior, comenzando con España y Estados Unidos.
Más allá de su naturaleza social, Che Róga Porã funciona como un motor económico, porque cada casa no solo cambia la vida de una familia, sino que activa producción local, empleo y consumo en distintos sectores.
En números simples, este programa tiene una tasa baja, un 100% de insumos nacionales y 10 empleos por cada vivienda. Eso explica por qué, más que un plan habitacional, ya se convirtió en una palanca de dinamismo productivo para Paraguay.