¿Cómo empezó tu papá su carrera empresarial en el país?
Mi padre, Ernesto Gómez, desembarcó en 1992 con un producto innovador traído de Argentina, junto a un grupo de empresarios argentinos y otro grupo de inversores de Paraguay. Era la década del 90, un momento desafiante en el que se cerraban bancos locales, con una crisis de confianza total en el mercado financiero, y con un producto que dependía en un 100% de la confianza de la gente. Tuvimos que luchar mucho para posicionar la marca. Y sin duda lo logramos, fueron muchos años de remarla.
¿Él te fue moldeando desde chico?
No para nada. La verdad es que a mi hermano y a mí nos inculcó que nos formáramos, educarnos en lo que quisiéramos. Y los caminos de la vida me llevaron a volver a trabajar en la empresa. Y me dediqué al mundo empresarial.
¿Tu papá te impuso seguir sus pasos?
Nunca. Para mí fue opcional. Fue una decisión mía. Trabajé muchos años en otras compañías, en otras industrias y papá siempre fue mi mentor en mi formación, sobre todo al principio, en qué camino seguir para formarme y cuando el negocio empezó a crecer me invitó a trabajar con él para seguir construyendo una historia juntos. Destaco su gran capacidad de dar lugar porque en la compañía él está a un costado guiándonos pero ya no la dirige. No es fácil entregar la llave del auto.
¿Cuándo ingresaste a la empresa?
A mí me tocó la segunda fase de Fortaleza que es la profesionalización del emprendimiento. Cuando finalizó la etapa de emprendimiento me tocó acoplarme al directorio, a la gestión, para profesionalizar la nómina, los cuadros, y empezar a administrar lo que se había crecido.
Y desde mi gestión, desde que estoy en la compañía crecimos 10 veces en tamaño. Podemos decir que es un crecimiento exponencial a través de agregarle profesionalismo a todos los cuadros de la compañía, procesos, tecnología. Y estamos a punto de entrar en la tercera etapa de todo emprendimiento que es la corporativización.
¿Cómo influyó tu papá en esto que le estás imprimiendo a la empresa?
Mi papá es el de la visión, y nosotros, conmigo a la cabeza, somos los artífices de la ejecución. Y nos desafía a renovar esa visión, a revalidar la propuesta de valor. Eso es lo lindo del mundo profesional, renovarse, inventar cosas nuevas y estar permanentemente en movimiento.
¿Qué es lo que más apreciás de trabajar con tu padre?
Trabajar con la familia es una satisfacción muy grande. Antes no podía compartir mucho tiempo con él porque yo estaba trabajando en medios de comunicación en relación de dependencia, y esa es una dinámica distinta.
Hoy que soy papá digo que es un privilegio poder disfrutar el compartir con tu padre y él con sus hijos, porque para un hijo también es un privilegio poder disfrutar de su papá hasta el final. Y cuando por cuestiones biológicas ya no esté conmigo, no voy a tener reparos en decir que compartí con él muchísimo más tiempo del que me imaginé.
¿Algún consejo que te haya dado y que quieras destacar?
Una de sus frases es que el éxito se trata de identificar y capitalizar las oportunidades.
¿Qué fue lo que más te marcó de sus enseñanzas?
La perseverancia y el encontrar y rodearse de la gente adecuada para poder concretar los sueños. Uno no puede hacer todo solo y hay que saber delegar. El primer paso es el autoconocimiento, reconocer las habilidades propias y, después, identificar en los demás las habilidades que uno no tiene para rodearse del mejor equipo posible.
¿Cómo recibiste esas enseñanzas, con el ejemplo o te daba consejos?
Con el ejemplo y con muchas conversaciones. Creo que el diálogo fluido es una necesidad cuando uno tiene una empresa familiar, para separar a la familia de las responsabilidades y para integrar de vuelta en la familia a esas personas.
¿Cómo es la relación padre-hijo cuando también hay de por medio una asociación laboral?
Es una relación en la que tratamos de no mezclar los tantos, darnos nuestros espacios para ambas cosas, tratar de dejar las cuestiones laborales en su propio ámbito y las cuestiones personales disfrutarlas al máximo.
¿No interfieren los roles entre sí?
No. Para mantener a la familia unida hay que tratar de separar las cosas. Hoy me toca a mí ser papá y tratar de seguir enseñándoles a mis hijas que es maravilloso el hecho de poder seguir siéndolo.
¿Creés que tus hijas van a seguir tus pasos? ¿Es un deseo tuyo?
Sólo si ellas quieren. La empresa está en una etapa de profesionalización y si ellas quieren y les gusta siempre van a ser accionistas. Si les gusta van a ser ejecutivas y si no van a ser accionistas y van a cumplir su rol desde el lugar que les toca.