Lo que antes se limitaba a actividades esporádicas, como talleres de pintura durante el Día de la Amistad, hoy se ha extendido a la cerámica, ofreciendo a los participantes momentos de pausa, creatividad y conexión con otros.
“La cerámica te obliga a hacer una pausa, te obliga a conectarte con tu inmediatez, con tu entorno, y eso es lo lindo. Está más allá de enseñar; es como decidir el ritmo de vida que querés tener, que es una respuesta a nuestros tiempos, donde las 24 horas ya no nos alcanzan”, dijo Jazi.
Su historia con la cerámica comenzó por casualidad. Jazmín confesó que nunca antes había trabajado con arcilla: “Yo estudié diseño industrial en la FADA-UNA, pero en el 2015 tomé un curso de cerámica y, a partir de ahí, me enamoré. Para mí, era un hobby. Pasaba las tardes en mi patio con mi abuela después de los cursos. La gente que venía a casa me decía: ‘¡Véndeme!’ y yo decía: ‘Bueno, ok, te vendo’. Y de ahí comenzó todo”.
Además de producir piezas, Jazi genera espacios de encuentro y aprendizaje colectivo. “La cerámica tiene mucho esto de ponerte en contacto con otras personas, porque es un trabajo colectivo. Se necesita más de una sola persona para terminar una pieza, prender el horno, esperar que se seque, transportar las piezas… es realmente una conexión más allá de cualquier cuestión”, resaltó.
El auge de los talleres que combinan cerámica con experiencias gastronómicas, como vino o sushi, refleja un cambio en el consumo cultural y recreativo. “La cerámica te obliga a estar conectado con lo que estás haciendo ahora mismo, a levantar la cabeza del teléfono, reírte, equivocarte, aprender. Es volver a algo lúdico, entretenido y real. Complementarlo con comida o vino hace que sea un evento integral”, explicó Jazmín.
Jazi llevará a cabo un taller junto a Pira Sushi: “Propuse modelado manual con la técnica de placas, porque da libertad para controlar la pieza y lograr un acabado prolijo. Queremos que la primera experiencia sea positiva, que motive a seguir practicando. Será para 40 personas, con pausas para comer sushi y disfrutar de vino, todo mientras se aprende y se divierte”, detalló.
La experiencia se realizará el jueves 11 de septiembre y tendrá un costo de G. 300.000, que incluye materiales, piezas terminadas, alimentos y bebidas.
Además de los talleres experienciales, Jazmín también se dedica a la enseñanza formal: da clases en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) y en el Instituto Cultural Paraguayo Alemán, donde imparte cerámica utilitaria. Su recorrido, que incluye años de trabajo en talleres, exposiciones y colaboraciones con otros artesanos, le permite garantizar una experiencia educativa y profesional.