“Guapo’y nace al conocer a Celsa. Hace 15 años yo había leído un artículo periodístico sobre los niños nacidos en prisión en la dictadura de Stroessner, ese artículo me conmovió y lo guardé con la intención de poder realizar algún documental”, afirmó Sofía Paoli Thorne, directora de la película. La cineasta indicó que luego de un tiempo volvió a encontrarse con Celsa, cuando ya había experimentado la maternidad, por lo que en esa ocasión sus historias la sacudieron fuertemente.
Celsa Ramírez es una sobreviviente de la persecución política durante la dictadura. A finales de 1975, mientras estaba embarazada fue apresada y torturada, junto a quien fuera su esposo Derlis Villagra (desaparecido tras su detención ilegal). Celsa dio a luz en la cárcel de Emboscada y fue liberada más de dos años después. Ahora ella vive intentando sanar lo que vivió hace 45 años.
El proyecto inició con fondos del Fondec, lo que permitió adelantar la investigación y realizar un primer rodaje. Posteriormente la cineasta y la protagonista aplicaron a un fondo iberoamericano de Ibermedia Desarrollo para buscar apoyo extranjero. El punto de inflexión fue la coproducción con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina, que ayudó a Ibermedia en coproducción, aparte de recibir apoyo de la Secretaría Nacional de Cultura.
Guapo’y fue grabada enteramente en Itá y gran parte de la postproducción se hizo en Argentina. Por último, Sofía señaló que Doha Film Institute de Qatar se comunicó con ellas para la finalización de la película.
¿Por qué Guapo’y?
La directora manifestó que en sus largas conversaciones con la protagonista, Celsa, o con alguno de sus compañeros, sobre la prisión en Emboscada, era inevitable que le comentaran sobre el árbol de guapo’y. “Siempre recuerdan con cariño los momentos compartidos bajo su sombra, las peñas, los juegos de los niños y el compartir como comunidad, a pesar de estar presos”, añadió.
Todo el equipo de la película está pasando por un momento excepcional, teniendo en cuenta que Guapo’y está consiguiendo mucha difusión y logra conmover a las personas que pasan por las salas de cine. Hasta el momento, la película logró menciones en los festivales de Ámsterdam, Málaga, Uruguay, Argentina y otros países.
Como reflexión, la cineasta lamentó que de la buena cantidad de producciones que hablan de la dictadura, la gran mayoría no consigue la distribución que merecen. En el caso de Guapo’y, la realidad fue distinta y hoy están logrando conectar con diferentes tipos de público, lo cual es más que necesario “porque de esa manera será mucho más difícil borrar las perversidades de la dictadura y mantener viva la memoria que es el camino a la sanación colectiva”, agregó.
“Nos lleva a un espacio nuevo para reflexionar nuestro día a día”
También conversamos con el hijo de Celsa Ramírez Rodas, Derlis Villagra, que en la película cuenta su experiencia como hijo -nacido en prisión- de una presa política. Para él, Guapo’y tiene un valor como obra artística por la calidad fotográfica, el ritmo pausado que pide la historia sin llegar a aburrir al espectador.
“La delicadeza con que la directora se acerca a la protagonista para lograr escenas sinceras, conmovedoras y de una sencillez son admirables”, aseveró. Según Derlis, Guapo’y es novedosa porque cuenta una historia del pasado dictatorial y su devenir a la actualidad como un todo que fluye, sin enfatizar un mensaje, sino que permite que el espectador lo vaya elaborando por sí mismo.
Según Derlis, la trama es fácilmente asociada a experiencias comunes que experimentamos en nuestra sociedad y por eso nos lleva a un espacio para reflexionar la cotidianidad paraguaya.
Con respecto al uso de producciones audiovisuales para contar historias de gran peso, como lo hace Guapo’y, el entrevistado consideró que son canales sumamente válidos para generar un espacio colectivo y también íntimo para conectar a las nuevas generaciones vivencias anteriores y a partir de ahí despertar curiosidad para profundizar en sus ideas y opiniones sobre lo que significaron, en el caso de la película, 35 años del régimen dictatorial militar de Stroessner.