El sello indiscutible de la casa es el Buddha Bowl, típico y nutritivo plato servido en los monasterios budistas en Asia. Además, para resguardarse del frío, sirven diariamente la sopa inmunológica del día y ofrecen deliciosas tortas saludables libres de gluten, de azúcar y de lactosa. Alma Zen es uno de los primeros locales en ofrecer una alimentación a base de plantas con platos llenos de sabores, colores y texturas provenientes de productos orgánicos, integrales y saludables. Su propuesta gastronómica invita al comensal a entender al alimento como medicina.
A pesar de la pandemia, Carlos Díaz Meyer, propietario del local, aseguró que les va mucho mejor. Atribuye este hecho a dos motivos. “Habrá sido un acto divino de premonición o un alineamiento cósmico, lo que sí, es que un mes antes de que estalle la pandemia, decidimos cambiar de rumbo”, expresó. Carlos había decidido achicarse, y abrazando una filosofía minimalista, se quedó tan solo con lo esencial. Eliminó su extensa y variada carta, reformuló su modelo de negocio y decidió abocarse exclusivamente y de lleno al delivery. Cuando llegó la pandemia Alma Zen ya estaba más que preparado.
El segundo elemento importante fue la misma pandemia. “Esto tiene que ver con un cambio interno del consumidor. Este fue un momento de mucha reflexión, ensimismamiento y de mayor cuidado. Lo esencial pasó a un primer plano y la mirada crítica hacia la alimentación fue absoluta. Todo bien con las medidas sanitarias, pero las personas al fin comprendieron que la clave fundamental en una situación así, es elevar su sistema inmunológico”, señaló.
Y como las celebraciones no pueden ser como de costumbre, este año, pidieron a clientes y amigos que se graben con sus celulares explicando qué es o qué representa Alma Zen en sus vidas. El resultado merece la pena ser visto. Además, como parte de los festejos, y para honrar a clientes y a la Madre Tierra, Alma Zen optó desde la semana pasada por enviar sus pedidos en unos nuevos y hermosos envases ecológicos, compostables y biodegradables.
Como si fuera poco, también lanzó el día de su aniversario su nueva e irresistible hamburguesa. El local trabaja de lunes a viernes con los almuerzos del mediodía; y de jueves a domingos, las pizzas artesanales de masa madre fermentadas por 48 horas se lucen de noche. A ellas, se le sumaron las nuevas burgers.
Carlos anunció como novedad que este año montarán una nueva cocina en su propio local dentro de un contenedor y que se utilizará exclusivamente como laboratorio para la creación de productos gluten free. “Para poder comercializar los productos para celíacos la cocina debe estar totalmente aislada de aquellos productos que producen la celiaquía como el trigo, la avena, la cebada y el centeno”, señaló el empresario, quien estará incursionando este 2020 en este rubro que está creciendo a pasos agigantados.
Un aporte a la comunidad
En estos años el local proporcionó un importante aporte a la comunidad. En primer lugar, logró armar y ofrecer una plataforma donde la alimentación consciente es el núcleo. “No me termina de sorprender el poder que tiene el alimento”, dice Carlos, que en 2013 dejó completamente de consumir carne.
En segundo lugar, es innegable el apoyo a varios productores agroecológicos del departamento Central, incentivando así un modelo ético de producción sostenible y ecológica de alimentos. Insistió en la importancia de apoyarlos. “Paraguay podría convertirse en el proveedor más grande de productos orgánicos del mundo con un buen modelo de producción agroecológica. Tenemos una tierra sumamente fértil, una cantidad inagotable de agua dulce y un clima maravilloso. Todas las condiciones están dadas”, detalló.
Conocé al alma de esta empresa
Díaz Meyer es arquitecto y vivió unos años en Georgetown, Washington DC, trabajando en su profesión, específicamente para una leyenda de la arquitectura contemporánea, el británico Sir Norman Foster. Pero en 2008 llegó la crisis en Estados Unidos. El gran estudio en el que trabajaba quedó con menos colaboradores y él se mudó a la Gran Manzana. Allí, decidió alejarse de la profesión y empezó a trabajar con un amigo paraguayo que tiene una empresa de catering para películas y su vida dio un giro.
“Llegué a servir a estrellas como Nicole Kidman y Uma Thurman”, cuenta Carlos. Este fue su primer contacto con el mundo gastronómico, aunque siempre estuvo ligado al buen comer. Su padre ya había incursionado en el mercado con un local gourmet que se llamaba Delicatessen en los años 80. En esa época todavía no había mercado y el negocio tuvo que cerrar. Una cadena de situaciones desembocó en Alma Zen, un lugar que se remonta a revivir la experiencia vivida en Nueva York, montando una propuesta que incluye un almacén y un restaurante compasivo.
Pero nada es casualidad. En una de sus visitas a Paraguay, en 2011, Carlos tomó un curso de permacultura en Sapucai que cambió su destino. “Mi encuentro con la permacultura fue iluminador e intenso: es increíble todo lo que podemos hacer como especie humana siendo amigables con la naturaleza. Este curso fue como una semilla que se plantó en mí, pues en él no había otra opción que alimentarse por 10 días con una alimentación vegetariana exclusivamente”, explicó.
Además, Alma Zen tiene otra empresa hermana llamada De La Huerta Orgánica, que es una proveeduría de productos orgánicos con un servicio de delivery de la huerta a tu casa. Carlos fue uno de los impulsores de este tipo de negocios que sigue vigente y en crecimiento hasta el día de hoy.
Más datos
Alma Zen queda sobre Cerro Corá 1736 c/Rca. Francesa. Consultas: (0984) 978-763 o al mail almazen.py@gmail.com. Más información en sus redes sociales @AlmaZenPy