La impresión 3D es una tecnología de manufactura aditiva que consiste en añadir el elemento capa por capa hasta llegar a una pieza final. La elaboración radica en crear un modelo tridimensional en la computadora, que antes pasa por un software que genera todos los movimientos que debe hacer la máquina posteriormente. El procedimiento puede desarrollar distintas técnicas para lograr el diseño, pero básicamente trabaja por capas.
Según el investigador argentino, la bioimpresión 3D es la tecnología de impresión 3D que en lugar de utilizar plástico usa materiales biológicos y una de sus tantas utilidades y la más importante es la fabricación de órganos, de acuerdo a la estructura original del paciente y compuesto por sus propias células. La ventaja del mecanismo radica en que podrían eliminarse las listas de espera de donación para trasplantes y por otra parte, no existiría el riesgo de rechazo al órgano por parte del organismo puesto que estaría hecho especialmente.
Estas impresiones ya están aplicándose en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, en donde utilizan piezas impresas de silicona a medida para la práctica de cirugías, en vez de disponer de animales para el ejercicio. De igual manera, en el área comercial, y un ejemplo es la empresa Loreal, la cual emplea elementos que simulan la piel humana para la prueba de sus cosméticos, dejando de lado también el usufructo de seres vivos.
Sin embargo, hay un punto que es necesario aclarar y es que la aplicación clínica de este método aún no es viable, sobre todo en órganos complejos como el hígado por lo que todavía requiere de investigaciones y perfeccionamiento, además hay ciertos desafíos por superar como lo es la cuestión regulatoria.
Una discusión fundamental respecto a la futura aplicación de la bioimpresión 3D en la medicina tiene que ver con la ética y un tanto con la religión, puesto que surge la siguiente interrogante: ¿Es un órgano o un dispositivo médico? Actualmente la tendencia apunta hacia la segunda opción, por lo que las regulaciones deberán girar en torno a esta denominación consensuada, que incluirá cada paso del procedimiento.
Por último, también se plantea el desarrollo de la tecnología en el ámbito farmacéutico, al crear “impresos” (comprimidos), que contengan todas las drogas que debe consumir una persona en el día y que se liberen de acuerdo a la velocidad que requiera el paciente.
Adén Díaz Nocera comentó: “Esta tecnología apunta a la tendencia de la medicina de precisión, lo que antes se conocía como medicina personalizada, a través de la cual se busca una terapia específica para un paciente específico”. Y finalizó expresando que si bien su aplicación clínica aún no está regulada y no se está realizando, el método se encuentra en etapa de investigación.