¿Por qué este lugar se hizo tan famoso en tan poco tiempo y todos hablan de él? Es que Chaval presenta al pan como debería ser y cuenta con productos frescos. Sus propietarios revalorizan la tradición artesana panadera con ingredientes locales y naturales. Implementando las técnicas y el conocimiento generacional de las culturas europeas que han elevado el sabor y la nutrición del pan.
Luego de haber experimentado con fermentos como kimchi, chucrut, kombucha, entre otros, surge la oportunidad de incursionar con masa madre, una obsesión que nació en Barcelona, donde Stephanie Aizenberg (head baker) y Joaquín Abreu Serrati (administrador) vivieron por casi siete años. Una pandemia de por medio sirvió para dar a luz a Chaval, un local que ya está dando de qué hablar.
“Queríamos un nombre que remita a nuestros años vividos en España y la idea surgió de la mano de nuestro amigo y consultor Jorge Cibils. Él mismo fue quien encontró el local; teníamos tres zonas en vista y nos decantamos por el local y el movimiento de la misma. Chaval es una palabra coloquial que significa joven, internacional, relajado, curioso”, comentó Joaquín.
Estos jóvenes emprendedores quieren ser voceros de un alimento satanizado por decenas de dietas de moda y bastardeado por la industria alimentaria. “Revalorizamos productos como la palmera, que para abaratar costos siempre se hizo con margarinas o grasas que modifican completamente el sabor final del producto y su calidad. Ofrecemos propuestas modernas de bollería como el babka de chocolate y avellanas, las danesas de pastelera con peras al vino tinto”, explicó Stephanie.
“Hacemos hincapié en el respeto a los procesos, a los tiempos y a la materia prima. Priorizamos insumos (como el chocolate y el azúcar) ecológicos y el comercio justo. Usamos harina integral y de centeno, ambas ecológicas y molidas a piedra, porque consideramos que poseen un valor nutricional mucho mayor, ni que hablar del sabor”, mencionó la joven.
Stephanie no tiene miedo de probar nuevas combinaciones (como el banana bread con pasta de sésamo y cardamomo) o el cruasán de pastelera con naranjas confitadas caseras. Como nota de color, Harry, nuestra masa madre que nació en Barcelona, viajó con nosotros a Asunción”, cuenta.
Joaquín dice que el cliente Chaval va desde el sibarita, ávido por panes de calidad superior, de sabores complejos y nutritivos (aquel que valora diferenciación de los sabores) hasta la abuela del barrio que compra palmeras para el té con amigas.
En Chaval siempre están experimentando nuevos sabores, como el Chuzco Chaval de uvas pasas, damascos e higos o el Chuzco Chaval de nueces. El recomendado de Joaquín es el rollo de canela y el de Stephanie el Babka de chocolate ecológico y avellanas.
Para lo que resta del año los jóvenes están planeando tardes de vermut y tapas con buena música, con colaboraciones con amigos cocineros, catas de café y a fin de año no faltará el tan esperado panettone.
Más datos
Chaval queda sobre Cruz del chaco esquina Dr. Eduardo López Moreira, barrio Recoleta. Informes al (0976)890-359. Seguiles en el Instagram @Chaval.obrador.