DESAYUNAR BIEN EN CASA
Es importante no llegar con hambre al trabajo. Esto nos va a ayudar a no tener un ataque a la media mañana y comer lo primero que veamos. Hacé un desayuno completo, que contenga todos los nutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas). Si no tenés tiempo a la mañana para sentarte a desayunar, probá preparar la noche anterior y llevá a la ofi.
TOMAR AGUA
Es importante tomar agua en el día y evitar gaseosas o jugos azucarados. A veces confundimos la sed o la ansiedad con hambre. Lo mejor es tener siempre a mano una botellita o termito de agua que sea exclusivo de la oficina, que se quede ahí de modo a no tener excusas.
CAMINAR LO MÁXIMO POSIBLE
Si se tiene la oportunidad de elegir entre ascensor o escaleras, ¡elegí las escaleras sin dudar!. Además, es importante que cada tanto te levantes de tu puesto y camines.
EQUIPAR EL ESCRITORIO
Tené a tu disposición snacks saludables para esos momentos en los cuales sentís hambre o te tiente el chocolate de tu compañero. Estos podrían ser: maní, nueces, almendras, uvas pasas, frutas como manzana, banana, pera, galletitas de avena o reducidas en grasas, barritas de cereal o sándwich de verduras.
A LA HORA DE COMER AFUERA
Elegí porciones adecuadas, en lo posible es mejor siempre comenzar por una buena ensalada y evitar o limitar las frituras o alimentos hechos con mucha grasa. Para beber podés elegir bebidas bajas en azúcar o agua natural. Un tip: si tu plato es muy grande, comé la mitad y pedí el resto para llevar.
TRABAJO EN EQUIPO
Todo siempre en más fácil en equipo. Ponete de acuerdo con tus compañeros de oficina en tener un estilo de vida más saludable. Dispónganse de sustituir y evitar los chocolates, gaseosas y frituras y reemplacen por opciones más nutritivas. ¡Todo es cuestión de voluntad!.