“Buscamos mantener la esencia de la cocina italiana, priorizando ingredientes nobles, sabor y una experiencia que comience en la góndola y termine con satisfacción en la mesa”, dijo Camilo Sánchez, director de Raviolito.
Tras iniciar operaciones en Lambaré, hace un año y medio, Raviolito se mudó a una moderna planta en Luque, desde donde distribuyen productos a sucursales de Pollos Don Juan, el supermercado Virgen del Rosario (Luque), La Economía Comercial (Capiatá) y otras bocas de venta. Además, proyectan llegar al interior del país a través de alianzas estratégicas con potenciales distribuidores.
“Cada producto es elaborado con dedicación artesanal, buscando siempre mantener la calidad que distingue a una buena mesa y el sabor que te hace viajar a Italia”, resaltó.
El portafolio de Raviolito es tan amplio como tentador: tallarines, fillos, tapas para lasagna, ravioles, capellettis, tortellinis, raviolones, ñoquis (de sémola y papa) y una línea de tapas para empanadas en distintas versiones (fritas, al horno, hojaldradas), además de pascualinas, tortillas de trigo y sus nuevas empanadas congeladas. “La estrella indiscutida son los ravioles, seguidos por los ñoquis, que se posicionan como los preferidos del mercado”, añadió.
Sánchez destacó que el canal de congelados es uno de los focos actuales de crecimiento. “Vemos una oportunidad muy interesante ahí. Tenemos muchas opciones para ofrecer y queremos llegar a más clientes con soluciones prácticas, ricas y de calidad”, aseguró.
Por otro lado, Raviolito está desarrollando una propuesta para ofrecer servicios integrales de distribución y llegar a nuevos territorios. “Siempre estamos proyectando crecer. El objetivo es estar cada vez más cerca del consumidor, sin perder la esencia de lo que somos: productores de pastas con identidad, sabor y compromiso”, concluyó Sánchez.