A nivel global, la incertidumbre económica se ha moderado respecto al informe anterior, y las perspectivas de crecimiento mundial para 2025 han sido revisadas al alza. Esta mejora está impulsada por una recuperación económica internacional más robusta y la reducción de tensiones comerciales. Adicionalmente, los mercados financieros globales muestran condiciones más favorables, con tasas de interés externas más bajas y una leve depreciación del dólar, lo que genera un entorno externo menos presionado para economías como la paraguaya.
Para el país, este contexto externo más benigno representa una oportunidad favorable: menor costo de financiamiento y condiciones más propicias para el comercio exterior y
Crecimiento económico y dinamismo del crédito interno
El IEF revela que la economía paraguaya continúa en expansión. Para el segundo trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) registró un crecimiento interanual de 5,9% — o 6,2% si se excluyen agricultura y empresas binacionales — impulsado por sectores como servicios, manufactura, generación eléctrica, construcción y ganadería. Este desempeño se apoya en una vigorosa demanda interna, con buen dinamismo en la inversión y el consumo privado.
Ese crecimiento económico se traduce en un fuerte impulso al crédito: la cartera total del sistema financiero creció 17,1% interanual a septiembre de 2025 (sin efecto cambiario). En moneda extranjera, los préstamos se incrementaron 20,9%, especialmente a sectores como agricultura, comercio mayorista, industria y servicios — muchos vinculados al agroexportador y con ingresos en divisas — lo que atenúa el riesgo cambiario. En moneda nacional, el crédito creció 14,4%, impulsado por préstamos al consumo, servicios y vivienda.
Además, los depósitos — en moneda local y extranjera — muestran un repunte importante, lo que refuerza la solvencia y liquidez de las entidades.
Estabilidad, solvencia y bajo riesgo crediticio
La calidad del crédito se mantiene sólida: la tasa de morosidad promedio del sistema se ubica en 2,5% a septiembre, una de las más bajas de los últimos años, y muy por debajo del pico alcanzado durante la pandemia. Tanto para empresas como para hogares, las tasas de mora han disminuido respecto al año anterior.
Por su parte, los indicadores de rentabilidad (ROA, ROE) se mantienen estables y la solvencia bancaria sigue por encima de los mínimos regulatorios. Las pruebas de estrés — escenarios adversos extremos — confirman que el sistema financiero paraguayo conserva un nivel de capital y liquidez que le permitiría resistir choques inesperados sin comprometer su estabilidad general.
Regulación del sistema de pagos
Entre las novedades del informe destaca la promulgación de la nueva ley del sistema nacional de pagos. Esta norma otorga al BCP la facultad de supervisar y regular a todos los participantes del sistema de pagos, incluidos proveedores no bancarios y fintechs. Así, se busca modernizar el sistema, impulsar la competencia y garantizar seguridad operativa, ciberseguridad y protección al consumidor. Esta regulación puede fomentar la inclusión financiera, facilitar transacciones y dinamizar el ecosistema, sin comprometer la estabilidad del sistema.
Con fundamentos para crecer con tasas de interés moderadas
El IEF de noviembre 2025 pinta un panorama alentador para la economía paraguaya: crecimiento robusto, crédito en expansión, sistema financiero sano y regulaciones actualizadas. Este contexto es una señal positiva para inversionistas, empresas y hogares. Si se mantienen las condiciones macroeconómicas externas favorables, Paraguay podría aprovechar esta coyuntura para consolidar su crecimiento en 2026, promoviendo inversión, empleo y mayor dinamismo económico.