Durante el encuentro, ambos referentes abordaron el cambio de paradigma en la industria alimentaria: la transición de conservantes artificiales hacia soluciones naturales más saludables, funcionales y alineadas con el concepto de etiquetas limpias.
“Hoy la tendencia global apunta a eliminar los conservantes artificiales, esos que aparecen como INS en el etiquetado, y reemplazarlos por alternativas naturales que extiendan la vida útil sin afectar la salud del consumidor”, explicó Larissa Benítez.
En este contexto, la ingeniera destacó que Copalsa ofrece soluciones específicas para rubros como panificados, cárnicos y lácteos, lo que permite a los emprendedores y empresas adaptarse a una demanda cada vez más exigente: productos más sanos, más duraderos y sin químicos artificiales.
A través de ejemplos prácticos, Benítez demostró cómo los conservantes naturales no solo cumplen con la función de preservación, sino que también se alinean con los estándares internacionales de salud y sostenibilidad. En otros mercados como Europa y Estados Unidos, esta práctica ya es mainstream. En Paraguay, el avance es más progresivo pero firme, con consumidores cada vez más informados y empresas abiertas a innovar.
“Los conservantes naturales permiten que un pan dure más de cinco días sin descomponerse, reducen el desperdicio en la cadena productiva y aseguran que el producto llegue en óptimas condiciones al consumidor”, remarcó.
Por su parte, el chef e instructor José D’Alonzo aportó la mirada desde la cocina y la panadería. “La tecnología no está peleada con la tradición”, afirmó, al referirse a los avances que hoy permiten mejorar los procesos sin sacrificar sabor, textura ni autenticidad.
“No se trata solo de dejar que la harina haga su trabajo. Hoy tenemos acceso a aditivos y soluciones tecnológicas que ayudan a mantener la calidad, la frescura y la estabilidad del pan, lo cual es clave para satisfacer a los clientes y escalar una operación”, destacó.
D’Alonzo también señaló que en sus años en Paraguay ha observado una apertura creciente hacia nuevas tendencias y sabores. “El paladar paraguayo está evolucionando. Hay una curiosidad cada vez mayor por productos nuevos, mejores, más saludables. Y eso es una gran oportunidad para el sector”, subrayó.
Más allá de la innovación técnica, la charla puso sobre la mesa un aspecto importante que es la rentabilidad del negocio. Al prolongar la vida útil de los productos y reducir el desperdicio, el uso de conservantes naturales se convierte también en una ventaja competitiva.
“Que un producto dure más no solo es bueno para el consumidor, también es excelente para el productor, que no tiene que desechar lotes en poco tiempo y puede optimizar su cadena logística”, apuntó Benítez.
Ambos especialistas coincidieron en que la educación y la asesoría técnica son fundamentales para que más panaderías, pastelerías, heladerías y emprendimientos gastronómicos puedan dar el salto hacia esta nueva etapa. “Estamos para acompañar esta transición. Hay tecnologías, hay soluciones, y lo más importante: hay mercado y consumidores esperando productos mejores”, concluyó D’Alonzo.