De acuerdo con los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2022, la estructura poblacional del Paraguay cambió en las últimas décadas. Si bien la población aún es relativamente joven con una edad promedio de 29 años, en el 2012 era de 24 años, lo que refleja la tendencia mencionada. Esto se ve principalmente en los departamentos de Ñeembucú, Paraguarí, Guairá, Cordillera y la capital del país, donde la media es superior a 30 años.
Al respecto Laura Paiva, consultora económica de Mentu indicó que a corto plazo la prioridad es formalizar el empleo y mejorar las condiciones laborales, mientras que, a largo plazo, es vital fortalecer el capital humano mediante una educación de calidad, asegurando así una transición demográfica estable y una economía sostenible.
Por otra parte, la proporción de hombres y mujeres a nivel país es equilibrada, mientras que, por edades, existe mayor proporción de mujeres que hombres en el grupo de 55 años para arriba. No obstante, la situación es opuesta en el otro extremo del rango etario, donde se observa un índice de feminidad menor que 100, es decir, nacen más niños que niñas.
Este cambio estructural demográfico podría alterar significativamente la fuerza laboral del país, afectando su productividad y competitividad. “La formalización del empleo es esencial para garantizar la cobertura social y las pensiones futuras, lo que también implica una presión adicional sobre el presupuesto público. Además, la demanda de servicios de salud y pensiones aumentará, lo que requerirá una planificación fiscal más robusta” mencionó Laura Paiva.
En cuanto a las proyecciones económicas, la especialista manifestó que se espera que los frutos de estas políticas se vean a largo plazo, dado que la educación y la formalización del empleo son procesos que requieren tiempo para madurar. “En los próximos cinco años, es probable que no se observen cambios drásticos, pero las decisiones tomadas hoy tendrán un impacto significativo en el futuro económico del país”, concluyó.