“Cuando abrimos el local de
Samber éramos nuevos en el negocio, pero teníamos una cosa bien clara: queríamos cambiar el concepto de que una hamburguesa es solamente fast food y queríamos reinventarla, no utilizar los restos de carne sino seleccionar los mejores cortes, así nacieron las Slowburguers, un concepto totalmente diferente, en el que se cuida más el proceso, los ingredientes y la forma de cocción”, comenta
Paola Delvecchio, propietaria del local.
WALTERIO FUE CRECIENDO
“Al comienzo las personas no entendían el concepto que queríamos transmitir y competíamos con muchos otros locales que ofrecían hamburguesas o lomitos que eran más baratos. Pero el hecho de elegir comer buenas hamburguesas hoy día se entiende con mayor claridad y es cada día más solicitado”, recuerda Paola.
“El primer año teníamos la clásica con lechuga y tomate, con jamón y queso, con lechuga, tomate, jamón y queso y una extra que tenía huevo. Fuimos creciendo de boca en boca hasta ser lo que hoy somos. El segundo año fue un boom, las familias tradicionales que siempre van a veranear ya nos esperaban, iban a compartir todas las noches en grandes grupos y empezamos a ver qué posibilidades de innovar teníamos. Aparte de hacer las hamburguesas que ya veníamos haciendo, empezamos a incluir guarniciones para esos sándwiches, a trabajar en salsas creativas como pesto y oliva, albahaca, poner tomate cherry y ponerle ingredientes que normalmente no eran comunes, a darle ese sello que hoy día nos caracteriza”, dice la propietaria.
“El tercer año, las personas nos decían ¿cuándo Asunción? Y en eso dos años teníamos clientes que se iban a Samber solo para comer nuestras hamburguesas. Fue así, como el 3 de marzo del 2012, cuatro años después, abrimos el local de Asunción que se encuentra en el barrio las Mercedes. El barrio nos fascinó, ya que tenía la identidad que estábamos buscando y la casa es un lugar que tiene mucha personalidad”, indica Paola.
SIEMPRE INNOVANDO
En este emprendimiento gastronómico, todas las hamburguesas se elaboran con tanto cariño y sobre todo de manera estrictamente artesanal. Los productos llegan a
Walterio en su estado primario, es decir, ellos mismos muelen, condimentan y amasan la carne, hacen el pan, la mayonesa, los tomates secos, el kétchup y todo, todo lo que se consume en el local. Eso hace que se convierta en un local gastronómico que vende comida de primera calidad. La mejor, la más cuidada, ya que se mantiene un esquema durante todo su proceso hasta que llega a la mesa. Por eso me declaro fan número uno de ellos. Es un lugar tan romántico y se come tan bien, que siempre vas a querer volver.
Walterio siempre se encuentra innovando. Ellos fueron los primeros en hacer hamburguesa de cordero, los primeros en hacer una de lomo de cerdo. Tienen una que es de pollo que es una ricura y la de picaña es una hamburguesa que no tenés que dejar de probar, ¡exquisita!
“Para el 2016 nos encantaría crecer con un local chiquitito en algún área de desarrollo de la ciudad, hoy estamos en un lugar que se está convirtiendo poco a poco en un polo gastronómico y como proyecto nos gustaría poder tener algún formato al paso, como para llegar a más personas”, concluyó Paola, invitando a todos a que vayan a deleitarse con sus riquísimas hamburguesas a cualquiera de sus dos locales.