“Ver los números nos pone muy optimistas. El plan de la Ande a 2040 es de una inversión de US$ 8.911 millones, y trayendo esa cantidad al corto plazo, la inversión en infraestructura está entre US$ 220 millones y US$ 250 millones al año, que la empresa estatal está invirtiendo ya con fondos con financiamiento asegurado de organismos internacionales y recursos propios”, afirmó César Ozuna, presidente de la Cámara de Empresas Constructoras de Obras Eléctricas (Cecoel).
Cecoel aglutina a más de 40 empresas que trabajan en la construcción de infraestructura eléctrica, por lo que su expectativa de negocios va de la mano con la inversión del Gobierno. Los vientos son favorables para las empresas en este momento, ya que el sector oficial se está potenciando a fuerza de necesidad de infraestructura debido al aumento de la demanda, que se incrementó en los últimos diez años acompañando el crecimiento económico.
“Eso hizo que se desnudaran muchas necesidades del sistema eléctrico, y así nuestras oportunidades crecen porque las inversiones deben ser hechas. Además hay un hecho demasiado importante para nuestro sector que es la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, y estamos muy expectantes de la política y estrategia del gobierno sobre qué va a hacer de la alícuota de energía que le corresponde a Paraguay”, expresó Ozuna.
Mejor usar que vender
El empresario aseguró que en todos los foros en los que participa el gremio están abogando para crear infraestructura dentro del país para que esa energía se utilice para desarrollar el país, para las industrias y para las necesidades del Paraguay, dejando en segundo plano la venta de energía.
“Esa es plata dulce que entra (lo que el país percibe por ceder al Brasil la parte que no utiliza de la porción que le corresponde de la producción de Itaipú), pero no tenemos buenas experiencias, no solo en Paraguay sino en la región, sobre el manejo de los fondos públicos”, afirmó.
Ozuna advirtió, sin embargo, que la política de comercialización energética tiene una segunda parte: “Desde 1964 estamos bajo un monopolio llamado Ande, que en su momento fue una muy buena solución pero que ya quedó desfasado en el sentido de negocio, en el sentido comercial”, dijo.
El dirigente gremial sostuvo que la Ande tiene que participar en el mercado compitiendo en igualdad de condiciones con otras empresas privadas. “Yo creo que el Estado tiene que abrirse y crear un ente regulador para que la Ande participe como una más y se pueda crear inversiones privadas también para que se puedan cotizar paquetes de energía”, recalcó.
Según Ozuna la disponibilidad de energía hidroeléctrica no va mucho más allá de 2030, por lo que es necesario generar nuevas soluciones, sean eólicas, fotovoltaicas a través de paneles solares y otras.
“Eso requiere de mucha inversión, pero el problema es que alguien quiera venir a invertir cuando las leyes no están claras, para que esa inversión tenga un retorno y el mercado se abra para que haya una competencia sana con un ente regulador, con un árbitro justo. No podemos dejar de lado este factor, pero todo depende del clima de negocios que el gobierno aliente”, expresó.
Ozuna mencionó que algunos inversores que desembarcaron en Paraguay con sus proyectos se quedaron, pero otros no a pesar del atractivo que tiene el país con energía barata, cargas sociales a la mano de obra barata y cargas tributarias bajas.
“Aun así algunas empresas no se quedaron porque la seguridad jurídica aún no está establecida, conozco industrias que han invertido millones de dólares y no pueden producir. Por eso, todo depende de la seriedad y estrategia con que tomemos estos programas”, concluyó.