Renegociación del Tratado de Itaipú
"Lo que se debe definir es la revisión del Anexo C. El tema de la tarifa fue resuelto por Lula. Bolsonaro pretendía bajarla a US$ 11 el megavatio y finalmente quedó en US$ 16,5, que mantiene abierta aún la posibilidad de incluir cuestiones favorables, tanto para Brasil como para Paraguay", expresó el especialista en relaciones internacionales, Mario Paz Castaing.
A su criterio, debe plantearse una renegociación porque Itaipú cumplió 50 años, una postura contraria a muchos otros analistas que consideran que la reducción de la tarifa, entonces planteada por Jair Bolsonaro, representaba una derrota para Paraguay y que las negociaciones ya no iban a tener razón de ser.
Para Paz Castaing, en una eventual negociación se deberá ajustar cláusulas para permitir comercializar la energía paraguaya a precio de mercado. Además, el analista consideró que Paraguay debe abandonar la política rentista, algo que se debía realizar hace tiempo pero fue postergado por la falta de desarrollo en infraestructura.
Por su parte, la investigadora y especialista en desarrollo latinoamericano, Cecilia Vuyk, consideró que la oportunidad con Itaipú radica en que el costo operativo de la entidad baja en un 60%, lo que abre una serie de oportunidades en un mundo en transición y crisis energéticas. “Lo malo es que no tenemos un programa nacional para renegociar el tratado, a diferencia de Brasil, que aprovecha la energía paraguaya y controla la hidroeléctrica políticamente hablando. La negociación que debe hacerse en realidad es interna, hay que crear un consenso y tanto el gobierno actual como el que viene cuentan con malos antecedentes", puntualizó.
Economía de escala con Brasil
"El modelo de maquilas fue y es útil, particularmente no estoy de acuerdo con que promuevan la precarización laboral", enmarcó Paz Castaing. No obstante, afirmó que es bueno buscar desarrollo en otros pilares económicos. "Siempre y cuando se equilibre la balanza comercial, las aspiraciones son positivas. La industria de los alimentos es crucial", argumentó.
En contrapartida, Vuyk consideró que la economía de escala con Brasil ahora es benevolente para el vecino país y debe ser win-win. "Solo basta con mirar los impuestos que se les cobra. Gran parte de los grupos vinculados al poder también son los culpables de subsidiar el desarrollo por fuera del país", complementó. En su opinión, se necesita un proyecto económico-industrial que tiene que debatirse entre todos los sectores.
Agenda internacional
En la agenda internacional, ahora marcada por la convocatoria de Lula a una cumbre de integración, la investigadora dijo que los últimos dos gobiernos quisieron salirse de la política de integración y hacer alianzas en las que Paraguay es el subordinado. "Brasil plantea retomar su rol de global player, la diplomacia de Lula vuelve a ser como en sus gobiernos anteriores. En esta oportunidad, contraponiéndose a las tendencias", subrayó.
Finalmente, opinó que Paraguay ya tomó postura y se mantendrá en el eje Washington/Taipéi/Jerusalén. Aunque Brasil abrirá espacios, no cree que Paraguay acepte jugarse por la integración regional.
Crimen organizado en la frontera
En este punto, Paz Castaing subrayó que las conversaciones que llevará a cabo Santiago Peña no radicarán únicamente en el impacto del narcotráfico y el crimen organizado en Paraguay y Brasil, sino que la problemática de la Triple Frontera. "Políticos de nuestro país tuvieron sanciones internacionales, que guardan relación con el crimen organizado. Para el gobierno de Lula tiene significación, por algo busca refundar Unasur", aseguró. El especialista recordó que la seguridad fronteriza fue uno de los grandes ejes para la construcción de Unasur.
En ese mismo punto, Vuyk opinó que la dirigencia política paraguaya está vinculada a los negocios ilícitos de frontera, por lo cual, ese tema será muy complicado discutir en el periodo entrante.