Silvana decidió transformar un momento personal difícil en un emprendimiento con propósito. “Todo empezó durante la pandemia. Mi mamá estaba atravesando una etapa complicada, con ansiedad y pérdida de autoestima. Quería crear algo que la ayudara a sentirse mejor consigo misma”, recordó. Ese impulso inicial, sumado a su experiencia en investigación científica, la llevó a mirar con ojo crítico el mercado cosmético y detectar un problema latente: la presencia de compuestos tóxicos en productos de uso cotidiano como shampoos, cremas o serums, que a largo plazo pueden afectar la salud hormonal y reproductiva.
Frente a esta realidad, Calderón trazó una hoja de ruta clara: desarrollar una línea de cosméticos más consciente, natural y responsable. “No se trata solo de vender un producto, queremos que las personas se sientan bien con su propia piel, sin necesidad de recurrir a capas de maquillaje para ocultar imperfecciones. Queremos regenerar, rescatar y restaurar la belleza natural que ya tenemos”, afirmó.
Los productos de Sacha Dionne se enfocan en problemas específicos de la piel mediante principios activos reconocidos en dermatología. “Tenemos una línea de serums y cremas faciales, cada una con un principio activo diferente para tratar un problema distinto. Está la línea de ácido hialurónico, ideal para piel seca o deshidratada; la línea de vitamina C, que es un potente antioxidante y estimula la producción de colágeno natural; la de niacinamida, que incluye serum y crema, y es súper noble porque es apta para pieles sensibles; y, por último, la línea de retinol, un potente antiarrugas”, explicó Silvana.
La rigurosidad científica guía cada formulación. “Primero definimos el propósito del producto: qué queremos tratar, qué necesidad atender. En base a eso, seleccionamos el principio activo más adecuado y desarrollamos la fórmula. No es improvisación, sino investigación aplicada”, detalló Calderón.
La marca actualmente trabaja en una nueva línea con hierba mate y frutos autóctonos, un guiño al potencial de Sudamérica como fuente de ingredientes nobles. “Tenemos tanta riqueza en la naturaleza aquí que hay que saber aprovecharla. ¿Qué mejor que hacerlo en un producto que cuide tu piel y tu cabello?”, indicó.
En cuanto a la línea capilar, poseen dos series: shampoo y acondicionador de coco, argán y ácido hialurónico, ideales para cabellos secos o maltratados; y, por otro lado, la de aloe vera, romero y ortiga, pensada para fortalecer el cabello, regular la oleosidad y mejorar la circulación sanguínea en el cuero cabelludo.
En el sector de la cosmética y la belleza suele confundirse el término “cosmético natural” con “producto artesanal”. “Un error frecuente es pensar que, por ser natural, se puede elaborar en casa sin más. La diferencia es que nuestros productos se desarrollan en laboratorio, bajo normas de seguridad, higiene y eficacia, con todas las certificaciones correspondientes”, aclaró Silvana.
Ese compromiso se materializa en el laboratorio propio ubicado en Mariano Roque Alonso, donde producen tanto para la marca como para terceros. Los productos cuentan con habilitaciones de Dinavisa y están certificados para el mercado del Mercosur, lo que garantiza su calidad y seguridad. “Son dermatológicamente probados, no testeados en animales, seguros y eficaces. Eso marca la diferencia”, enfatizó.
Sacha Dionne nació en Bolivia hace más de cinco años, pero hace dos años y medio se trasladó a Paraguay. “Aquí encontramos oportunidades, un público abierto y receptivo. Hoy el consumidor valora cada vez más los productos naturales, conscientes y sostenibles”, destacó Calderón.
La estrategia de la marca se apoya fuertemente en la alianza con profesionales de la estética y la salud de la piel, quienes realizan diagnósticos personalizados y recomiendan el producto adecuado para cada necesidad. “No se trata de usar lo que usó tu amiga, cada piel es única y necesita un cuidado específico”, señaló.
Para Silvana, Sacha Dionne representa un cambio de paradigma en la industria cosmética. “Durante años usamos productos cargados de disruptores hormonales sin saberlo. Hoy estamos viendo las consecuencias en nuestra salud. Por eso hay un regreso a lo natural, a lo consciente y sostenible, tanto por nuestro bienestar como por el del planeta”, concluyó.