Horacio Ruidias y Paola Martínez idearon este negocio de modelo sostenible. “Nos pareció que este no solo era el más amigable con nuestra cultura, también era un primer paso lógico para todo lo que queríamos después”, señaló Ruidias.
El concepto es el de una despensa de barrio, pero donde todos los productos de la canasta básica vienen sin envases plásticos de un solo uso, es decir una despensa con residuo cero, de ahí su nombre despen-cero.
“Sabíamos que en nuestro país el tratamiento de los residuos es muy pobre, y a pesar del esfuerzo de algunas empresas, que se dedican al tratamiento, es mucho más lo que generamos, que lo que se puede tratar en el país”, comentó.
El emprendedor indicó que la generación de residuos comienza en la compra de un producto y “por comodidad no tomamos consciencia de lo que generamos desde la compra misma de los productos”, agregó.
“El mejor residuo es el que no se genera. El que no existe. Un poco de ahí nace Despencero. Básicamente somos una despensa a granel, que ya existían en la época de nuestros padres y abuelos, pero con una cultura de sustentabilidad enfocada al residuo cero, desde el proveedor hasta el consumidor”, expuso.
Ruidias manifestó que en la actualidad este tipo de tiendas en el mundo se conoce como zero waste store, donde cada quien lleva sus bolsas, envases y frascos y recarga lo que quiera y necesite, según el peso disponible.
“Creemos que muchas personas viviendo vidas imperfectamente sustentables es mucho mejor que unas pocas practicándolo. Por eso buscamos impulsar la cultura del residuo cero, soñamos que sea desde el proveedor hasta el consumidor final”, expresó.
En este contexto, sostuvo que Paraguay necesita con urgencia cambiar la gestión y generación de residuos, y “la responsabilidad es compartida entre cada uno de nosotros, los ciudadanos, hasta los empresarios y el Estado”, añadió.
¿Qué podés encontrar?
Despencero tiene más de 400 productos, la mayoría a granel. Muchos de ellos en envases retornables (los que no se pueden vender a granel) o con empaques reciclables o compostables. Alimentos, productos de cuidado personal, de limpieza para el hogar, frutos secos, frutas deshidratadas, harinas, especias, hierbas, entro otros.
Por ejemplo, aceite de oliva, arroz orgánico, yerba mate orgánica, azúcar, edulcorante, harinas, pasta artesanal, legumbres, frutos secos, miel de abeja, miel negra, jabón de mano, jabón de ropa (líquido y en polvo), detergentes, limpiavidrios, desengrasantes, champú sólido y líquido a granel.
“En volumen de ventas y facturación con respecto al año 2022 estamos un 40% por encima. En este momento tenemos una encargada de tienda, que es Liz, que arrancó con nosotros y que ahora se hace cargo de la tienda. Pero de momento, como todo emprendimiento que aprende a caminar, nos tiene a los propietarios con un poco en todo”, añadió.
También se puede comprar de forma virtual desde la web (www.despencero.com.py), que va creciendo paulatinamente. “Muchos de nuestros clientes que comenzaron comprando online, se volvieron presenciales. Les gusta venir, ver, sentir los aromas, experimentar en la tienda. Igual, el porcentaje de ventas online está por el 5% y el 10%, dependiendo de la época”, puntualizó.
A futuro buscan ser un híbrido, entre tienda presencial y online. “Muy pronto vamos a tener novedades al respecto. Porque definitivamente tenemos mucho para crecer por acá”, anunció.
Desafíos
“Sabemos que estamos abriendo un camino que es cuesta arriba. Cuando comenzamos ni siquiera había un nicho. Ahora lo hay”, reveló.
En efecto, además del desafío de subsistir como negocio, para seguir creciendo, deben ocupar también un poco de rol pedagógico.
“Nos gusta decir que no solo estamos generando clientes, sino una comunidad que aprende a comprar de manera consciente y amigable con el medio ambiente. No somos una despensa cómoda”, resaltó.
Sobre el punto, argumentó que además de llevar las bolsas propias, hay que llevar los propios envases.
Toda la maquinaria de la contaminación está hecha con el único fin de hacernos la vida más cómoda. “En ese camino, fuimos abandonando prácticas comerciales más saludables y más amigables con el medio ambiente”, analizó.
“Incomodamos de tal manera que unos cuantos empezaron a cambiar sus hábitos de consumo, ayudándonos a evitar que se generen residuos, al reutilizar sus propios envases. Esa es la diferencia entre tener clientes y crear una comunidad de gente con tus mismos intereses, que finalmente se vuelven tus aliados”, significó.