“Todo lo que pasa en la sociedad es producido por alguna organización, sea tomar un tren en Nueva York o comprar un teléfono en Asunción. Nuestras experiencias diarias son generadas por servicios y productos que realiza alguien y es eso lo que determina nuestra calidad de vida”, expresó Baliño, quien fue presidente de IBM Latinoamérica Sur y socio fundador y CEO de la consultora Xn Partners.
El experto añadió que existen lugares con alto nivel de desarrollo donde el “el tren pasa a las 8:33 siempre”, un hecho que parecería un “milagro” pero en realidad conlleva un partida de decisiones tomadas con anterioridad que responde a una dirección eficiente.
Baliño agregó que los buenos líderes hacen que las entidades arrojen resultados sistemáticamente buenos para los clientes, accionistas, comunidad y empleados, por lo que se convierten en el factor número uno para el éxito de una organización, ya sea sin fines de lucro, estatal o no gubernamental. “De esta forma el tren pasa a las 8:33, los líderes son los que se encargan de que los miembros de una organización estén capacitados, comprometidos y tengan a disposición las herramientas que necesitan. Son los jefes los últimos responsables de que los equipos funcionen o no”, manifestó.
Para Baliño, uno de los problemas dentro del mundo de las organizaciones es que “dirigir una organización es una profesión y en Latinoamérica aún no lo comprendemos” y que la mayoría de las veces se comenten errores a la hora de designar líderes en los grupos. Un error bastante común que nombró es que casi siempre se pone al mejor técnico a la cabeza de un equipo, aunque este no tenga la capacidad para gestionar grupos y de esa manera se echa a perder a un buen técnico y a otra persona que sí tiene potencial para liderar.
“Estar a la cabeza de un equipo es una profesión diferente a ser ingeniero, ser jefe no tiene nada que ver con cuestiones técnicas, requiere aprender cosas nuevas y tratar con los equipos. Es diferente ser el mejor jugador y ser un director técnico”, sostuvo. También recordó que en Latinoamérica no hay una conciencia muy clara de lo que significa el liderazgo y las consecuencias son: perder la posibilidad de generar mejor calidad de vida para la gente, crear organizaciones en donde las personas quieran trabajar y ser la mejor opción para los clientes, en el caso de las empresas.
Por último, Baliño recalcó que la finalidad de las empresas no debe ser únicamente el lucro, sino que deben apuntar a ser la opción que prefieren los clientes para conseguir su bienestar.