Tan solo el 20% de los colaboradores de una empresa está energizado y se siente realmente involucrado (engaged) en su trabajo (Gallup 2017).
Las emociones y la regulación emocional son parte de la maestría personal, pero hoy sabemos, gracias a la neurociencia, que este autocontrol emocional también depende de nuestras experiencias y de las relaciones con otros.
Las emociones mueven, impulsan, aportan fuerza y energía a las personas. Las emociones positivas de alta activación generan una espiral positiva ascendente en la cultura organizacional.
En base a las investigaciones de Giacomo Rizzolatti (director de Neurociencias de la Universidad de Parma), en nuestro cerebro existen mecanismos neurológicos (mecanismos espejos) que nos permiten comprender directamente el significado de las acciones y emociones de otros.
La observación de una acción produce en el observador la activación de la misma red neuronal cortical que se pone en marcha cuando es este el que ejecuta dicha acción.
Se manifiesta cuando imitamos, por ejemplo, las expresiones faciales, la voz, las posturas y los movimientos de otras personas. Las personas de manera innata imitan lo que hacen los demás. Se alegran si el resto está alegre, se entusiasman con el entusiasmo ajeno, y hasta se puede cambiar el estilo explicativo de la realidad de pesimista a optimista, en el entorno adecuado.
La comprensión de las acciones no depende de la representación visual seguida de su interpretación, sino de la “penetración” de la información visual acerca de la tercera persona (la que ejecuta la acción) en la información experiencial del que observa (primera persona).
Cuando observamos las expresiones faciales de una emoción, se activan en nuestro cerebro los mismos circuitos que cuando la experimentamos nosotros mismos.
El “cableado” de los músculos faciales asegura que nuestras emociones sean exhibidas para que los demás las lean. Y las responsables de todo esto son las neuronas espejo, las cuales afirman que cuando vemos una emoción expresada en un rostro, de inmediato percibamos ese mismo sentimiento. Por lo tanto sabemos que las neuronas espejo facilitan la empatía y el contagio emocional.
Entonces existe a nivel organizacional un lenguaje inconsciente que se comunica y mimetiza, que genera un impacto en el bienestar organizacional, aportando al funcionamiento óptimo individual y social. Estos últimos, entendidos como experiencia preponderante y frecuente de emociones positivas relacionadas con el pasado (satisfacción, orgullo, serenidad y perdón), el presente (alegría, entusiasmo, placer y amor), el futuro (optimismo, esperanza y confianza) y poco frecuente de emociones negativas.
Como dice Daniel Goleman “Sentir “CON” nos mueve a actuar “PARA”.
Las emociones positivas se expresan a través de distintas actividades intencionadas, que se ejecutan a nivel organizacional:
1. Expresar gratitud
Registrar periódicamente las cosas positivas que suceden laboralmente. Destacar al equipo agradeciendo su colaboración y aporte. “Fijate en las cosas positivas del presente, de las que todas las personas tienen muchas y no en las desgracias pasadas, de las que todos tienen alguna”. Charles Dickens
2. Cultivar el optimismo
Formular y gestionar planes organizacionales apuntando al mejor futuro posible y cuestionar las supuestas barreras de pensamiento pesimista que surgen con el tiempo y que impiden lograr dichos objetivos. “El optimismo perpetuo es un multiplicador de fuerza”. Colin Powell
3. Realizar actos de generosidad
Fortalecer el sentido de interdependencia y colaboración en la organización, aportar valor al resto desinteresadamente para generar un efecto cascada de consecuencias sociales positivas. “La verdadera felicidad consiste en hacer felices a otros”. Dalai Lama.
4. Desarrollar estrategias de afrontamiento
Tener un propósito, un significado y un sentido individual alineado con la organización. “El que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cosa”. Friedrich Nietzsche
5. Aprender a perdonar
El perdón en los equipos como cultivo de emociones positivas y capacidad empática. “…y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni espina cultivo, cultivo una rosa blanca”. José Martí
6. Aumentar las experiencias de flow
Buscar el canal de maestría en nuestro trabajo, el cual ocurre cuando el nivel de destreza se encuentra totalmente acorde con el nivel de dificultad de la tarea.
“Es esencial para nuestro bienestar que conectemos con lo que nos apasiona, las recompensas son considerables”. Ken Robinson
Dado esto, relevar, evidenciar, medir y gestionar las emociones positivas principalmente de alta activación, se transforma en algo más relevante que nunca, para que los trabajadores que ya pertenecen a la organización, como los nuevos que se incorporan, puedan colaborar y aportar a esa cultura positiva de contagio emocional.
"Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando". (Giacomo Rizzolatti)