Cuando se habla de la distribución de la riqueza y la calidad de vida, se mencionan términos como el ingreso per cápita (por persona o por cabeza) y su relación con el producto interno bruto (valor de la producción de los bienes y servicios), cuyo monto se divide entre la cantidad de habitantes para establecer el primero.
Según el profesional, el ingreso per cápita puede entenderse también como el PIB per cápita, que es un cálculo que se obtiene al dividir el PIB de un país por la cantidad de habitantes.
“El ingreso per cápita se obtiene del producto interno bruto dividido la cantidad de habitantes y demuestra la capacidad de adquisición de bienes y servicios de una población”, remarcó.
Mientras que el PIB se mide a nivel país y es el total de bienes y servicios que ofrece la economía de un país. También se lo puede tomar desde una perspectiva de la demanda. Y además se lo suele segmentar en sector primario, secundario y terciario.
“En Paraguay, el PIB per cápita es de US$ 5.626 (fuente FMI), que se entiende que es ingreso total anualizado, ergo el paraguayo promedio tiene un ingreso mensual de US$ 468”, precisó. Asimismo, puntualizó que “Paraguay tiene un PIB que supera los US$ 40.000 millones”.
Con referencia a la aplicación del PIB, ejemplificó que un inversionista para hacer un estudio de mercado puede usar el PIB y el PIB per cápita para ver el nivel de ingreso de un país.
“Claramente el posible retorno variaría si es que se quiere invertir en una economía con un PIB per cápita de US$ 15.000 versus US$ 5.000”, apuntó.
En cuanto al beneficio que otorga la medición, Canova consideró que es tener un registro formal del crecimiento o no de sectores de la economía en sus respectivas subdivisiones de sectores económicamente activos, como los son el primario: agricultura, ganadería, explotación forestal, pesca y minería.
Luego el secundario: manufactura, construcción, electricidad y agua. Y el terciario o de servicios: comercio, transporte, telecomunicaciones, intermediación financiera, servicios inmobiliarios, servicios a las empresas, restaurantes y hoteles, servicios a los hogares, servicios gubernamentales, valor agregado bruto, impuestos a los productos.