Cuando el dinero pierde su valor y un billete compra cada vez menos que antes, el cliente muda sus hábitos y demanda menos o restringe el consumo de ciertos bienes, considerados suntuarios. Una salida que puede beneficiar tanto al supermercado como al comprador son las marcas propias o blancas.
Los productos que se venden bajo el nombre del supermercado, o de una marca propia, conocidos como marca blanca, pueden ser elaborados tanto por los proveedores como por el propio establecimiento.
Pero no se trata de una práctica desconocida en nuestro medio. “Hace 10, 15 años ya se hacía, y más que ahora. Todos los supermercados y cadenas tenían su propia marca de todas las líneas de productos. Hubo un tiempo en el que hasta gaseosa se hacía pero se fue dejando de lado porque había productos en los que no valía la pena que el súper se involucre con su propia marca, porque no eran masivos”, explicó el supermercadista Elzear Salemma.
Precisamente, ser masivo es una de las características que un bien debe poseer para que sea factible convertirla en una marca blanca, aunque esto tampoco se puede aplicar con cualquier producto, advirtió Salemma, quien puso como ejemplo a la yerba mate, que puede ser considerada de consumo masivo pero que la gente adquiere según la preferencia que tenga por una determinada marca.
El empresario agregó que otra condición es tener un número elevado de bocas (locales, sucursales). “Si tenés dos bocas de supermercado es muy poco el volumen que podés tener y ahí ya baja el interés; pero si tenés muchas bocas, como Carrefour o Walmart en el extranjero, ahí podés desarrollar tu propia marca. El Corte Inglés tiene su propia marca e incluso exporta”, destacó.
¿Qué productos son los que pueden ser vendidos bajo una marca blanca o propia? Carlos Barrufaldi, gerente comercial de Casa Grütter, opina que “el súper te da muchas alternativas y nosotros hacemos foco con nuestra marca Grütter en productos de limpieza y en lo que llamamos de góndolas de almacén, como arroz, harina, poroto, especias, que es nuestro segmento de fraccionados con nuestra marca y que hacemos en nuestro local; los productos de limpieza nos suministran nuestros proveedores”.
El menor precio de estas líneas depende de cada categoría; por ejemplo, el arroz puede costar entre un 10% y un 15% menos que el más económico de marca. “Estamos por debajo de esa línea, que es un número considerable, más por cómo está la economía de la gente”, manifestó Barrufaldi.
¿Y la calidad? La gente puede pensar que un producto más barato que el más económico no debe ser tan bueno como la marca líder, pero esto no es tan así, según Barrufaldi. “Nos focalizamos en el precio pero la calidad es la misma que la de un producto de primera línea”, aseguró.