“Hoy Paraguay se posiciona como un actor de nivel mundial en el rubro del cannabis, teniendo en cuenta que tiene toda la cadena productiva: la producción agrícola, la industrialización y el marco legal para comercializar estos productos local e internacionalmente”, afirmó Nicolás Paredes, vicepresidente de la Cámara del Cannabis Industrial del Paraguay (CCIP), en conversación con InfoNegocios.
El país tiene habilitada la producción y comercialización de cannabis con un contenido de hasta 0,5% de THC, lo que lo clasifica como industrial o no psicoactivo. Sin embargo, la mirada está puesta más allá. La CCIP y otros actores del sector privado están impulsando (junto a referentes del Congreso Nacional y otras instituciones del Estado) una nueva legislación que regule el cannabis con mayores niveles de THC, orientado al uso adulto controlado.
“Queremos una legalización controlada, no una liberación. Se vendería únicamente en dispensarios especializados, con impuestos y solo a mayores de edad”, sostuvo Paredes. En este nuevo esquema, el modelo a seguir es el de países como Canadá, Estados Unidos o Uruguay, donde el cannabis para uso adulto está regulado y representa una fuente significativa de ingresos, empleo y exportaciones.
La industria del cannabis a nivel internacional superará los US$ 100.000 millones para 2026, según estimaciones de Bloomberg Intelligence. Y Paraguay, sin dudas, quiere una parte de ese movimiento económico que genera esta área.
En cuanto a la cadena productiva, actualmente Paraguay produce más de 200 productos terminados derivados del cannabis industrial, desde alimentos como salsas y barras de cereal, champús, cosméticos, aceites esenciales hasta cigarrillos prearmados con flores secas.
Desde la siembra hasta la exportación, se puede controlar todo el proceso. “En Paraguay se puede hacer todo: cultivar, procesar, producir la marca y exportarla. Esa verticalidad no existe en muchos países”, aseguró el directivo. Es por ello que el país es candidato ideal para aquellas empresas que busquen establecerse para realizar operaciones regionales.
Además del marco legal vigente y las condiciones naturales, el país cuenta con infraestructura en crecimiento, pues ya existen 30 dispensarios especializados operando de forma legal en Ciudad del Este, Pedro Juan Caballero, Asunción y otras ciudades del país. Estos puntos de venta no solo ofrecen productos al consumidor final, sino que también funcionan como centros de educación sobre el uso del cannabis industrial.
El potencial está, la infraestructura también, y el interés internacional empieza a crecer, pues según datos compartidos por la CCIP, más de US$ 10 millones ya se movilizaron en la industria del cannabis industrial paraguayo entre inversiones, ventas locales y exportaciones.