Los datos provienen del último informe del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), que confirma que el complejo cárnico supo capitalizar un escenario global de precios firmes y una demanda diversificada. Este comportamiento permitió que, pese a enviar menos toneladas —639.033 en total—, el país obtuviera ingresos más altos y consolidara su presencia en destinos estratégicos.
La carne bovina, como cada año, sostiene el grueso del desempeño exportador. En los primeros once meses, Paraguay colocó 331.647 toneladas de proteína vacuna por un total de US$ 1.971 millones, registrando un crecimiento del 23,9% en valor respecto a 2024. El producto estrella del país mantuvo una demanda sólida en Chile, que continúa como principal cliente con US$ 597 millones desembolsados. A este mercado se suman Taiwán y Estados Unidos, cuyos pedidos combinados superaron los US$ 530 millones, reforzando la importancia de la diversificación en la cartera comercial.
La performance también fue favorable para las menudencias bovinas, un rubro que Paraguay exporta de manera competitiva a nichos específicos de África, Asia y Europa del Este. Hasta noviembre, el país envió 70,6 millones de kilos, generando US$ 136,5 millones, lo que equivale a un incremento del 25% en ingresos. La demanda de Rusia, junto con compras consistentes de Taiwán, Egipto y Ghana, impulsó el resultado.
Otro capítulo destacado del 2025 es el crecimiento de la carne porcina, que experimentó uno de sus mejores años recientes. Las exportaciones totalizaron 17,1 millones de kilos y sumaron US$ 52,5 millones, con un crecimiento superior al 69% en valor respecto al año pasado. El protagonismo quedó nuevamente para Taiwán, que absorbe cerca del 86% de los envíos y se posiciona como un mercado de alto potencial para la cadena porcina paraguaya.
No todas las especies acompañaron el mismo ritmo. La carne aviar cerró once meses con una caída del 32% en valor y una reducción del 29,6% en volumen exportado. Con US$ 6,7 millones facturados, el sector avícola deberá apostar a la ampliación de mercados y a mejoras en competitividad para recuperar terreno frente a la fuerte industria regional.
Los subproductos de origen animal también mostraron un comportamiento mixto. Los subproductos no comestibles —como harinas, sebo y cueros— alcanzaron US$ 184 millones, pero registraron una caída superior al 34% frente al año pasado, impactados por la volatilidad de los precios internacionales. Por su parte, los subproductos comestibles sumaron US$ 129,6 millones, un retroceso del 30%, aunque con una demanda relativamente estable desde mercados como Estados Unidos, Brasil e Italia.
En cuanto a las importaciones, Senacsa reporta que entre enero y noviembre ingresaron al país 56.618 toneladas de productos y subproductos de origen animal por un total de US$ 195,3 millones, lo que representa un salto del 34% frente a 2024. Brasil, Argentina y Chile se mantienen como los principales proveedores, especialmente en lácteos, carnes procesadas y productos acuícolas.
A pesar de las diferencias de comportamiento entre rubros, el balance general del sector es ampliamente positivo. La capacidad del país para obtener mejores precios, sostener mercados premium y abrir nuevas oportunidades permitió que el 2025 cierre con una “racha positiva” que refuerza el rol estratégico de la proteína animal en la economía paraguaya. Con casi US$ 2.500 millones ya generados antes de fin de año, el complejo cárnico cierra otro ciclo con excelentes perspectivas.