Según Maluff, el 2024 fue un año excepcional en cuanto a volumen de faena y valor de exportaciones. “Vamos a llegar a faenar 2,2 millones de cabezas en los frigoríficos de exportación, un récord histórico”, afirmó. Además, el valor promedio de exportación alcanzó los US$ 5.600 por tonelada. Sin embargo, según el gremialista, este éxito en el comercio exterior contrasta con la situación del productor local.
“Los dos primeros meses fueron positivos, con precios que cubrían los costos de producción. Pero los siguientes 10 los precios estuvieron por debajo de lo esperado, llevando al productor a una situación crítica”, explicó. Las adversas condiciones climáticas y la necesidad de mantener el flujo de caja obligaron a muchos productores a vender más ganado que el que habría sido necesario en circunstancias normales.
Un factor preocupante, señalado por Maluff, es la concentración en la industria frigorífica. “Dos empresas manejan más del 60% de la faena y, de forma llamativa, ambas suspendieron sus compras al mismo tiempo, regresando con precios similares. Esto genera preocupación sobre un posible abuso de dominancia colectiva”, indicó. Esta dinámica afecta la capacidad de los productores para obtener precios justos.
El promedio del precio por kg al gancho fue de US$ 3,30 cuando debería ser de al menos US$ 3,60 para cubrir costos y mantener el rebaño nacional que, según manifestó el presidente de la Appec, ya disminuyó en 1 millón de cabezas durante los últimos cinco años.
“El mundo está demandante, pero necesitamos fortalecer la producción local para cumplir con esta demanda”, enfatizó Maluff. Sin embargo, la estrategia industrial enfocada en el corto plazo amenaza con erosionar esta capacidad. “Esta visión está perjudicando no solo al productor, sino también al consumidor local y, eventualmente, a la industria misma”, agregó.
Para enfrentar estos retos, el sector productivo propone la creación de un Instituto de la Carne que fomente la transparencia y la colaboración entre productores, industria y Gobierno. “Estamos dispuestos a financiar esta organización para trabajar en la apertura de mercados, marketing y promocionar la carne paraguaya de manera más eficiente”, reveló Maluff. Aunque la iniciativa cuenta con el apoyo del Gobierno, se encuentra estancada debido a la falta de compromiso de algunos actores de peso en la industria.
El próximo año trae retos. Se proyecta una reducción adicional del rebaño nacional y una creciente necesidad de mejorar la competitividad. Sin embargo, la entrada de nuevos actores en la industria cárnica podría diversificar el mercado y reducir la mencionada concentración.
El camino hacia un mercado más justo y sostenible requiere la colaboración activa de todos los eslabones de la cadena productiva. Como concluyó Maluff: “El 2025 debe ser un año de reconstrucción de confianza y de implementación de estrategias a largo plazo que beneficien a todo el país”.