Detrás de esta idea está Cori Da Rae y Shirley Lesme, su socia y pieza clave en la operativa. Juntas dieron vida a Festín, una marca que acaba de lanzarse oficialmente y ya despertó curiosidad, y antojos. “Había visto un video viral de una chica famosa comiéndose un cupcake de una forma muy particular, lo cortaba al medio y lo armaba como un sándwich para que haya la misma cantidad de frosting y masa”, recordó. Aquel gesto aparentemente simple se transformó con el tiempo en un concepto tentador: ¿y si una torta pudiera comerse como un sándwich?
El camino no fue inmediato. “La idea era vieja, pero recién el año pasado empezamos a hacer pruebas. La masa tenía que ser más consistente que la de una torta tradicional, pero sin perder la esencia”. Este año, Cori encontró a la persona que podía materializar esa visión, Shirley, quien hoy es su socia. “Ahí todo tomó forma. Así nació Festín”, agregó.
El producto final es, en palabras de Cori, “una torta con alma de budín, pero corazón de pastelería”. El formato es práctico, limpio, ideal para antojos repentinos o para quienes quieren disfrutar algo dulce sin ceremonias. “Agarrás de la cajita y comés. Sin ensuciarte, sin cubiertos, sin complicaciones. Eso enamora”, dijo.
Actualmente ofrecen cinco sabores pensados desde la tradición, la Red Velvet, la Carrot Cake, la de Chocolate, Marmolada y la Limón / Naranja. La gran sorpresa del público fue el de Naranja, aunque la favorita hoy es el Carrot Cake, que, según Cori, “sale como agua”.
Aunque Festín lleva apenas días en el mercado, la recepción fue inmediata. “Lanzamos la semana pasada. Es súper nuevo, pero las pruebas ya se agotaban al instante. La gente entiende rápido el concepto y le encanta”, comentó la propietaria.
La consistencia, el formato y la practicidad son, para Cori, la clave del éxito. “Es distinto, y a la vez familiar. Eso funciona”. Hoy Festín se vende en Cascarón, el bar de Cori y su esposo, donde también producen las tortitas. El siguiente paso es habilitar la venta por PedidosYa, inicialmente bajo el horario nocturno del local. “Queremos tener biciculers repartidos por distintos puntos de la ciudad. Que la gente pueda encontrar Festín en varios lugares de forma rápida y práctica”, explicó.
“Me imaginé un montón de tortitas juntas, un festín dulce y me gustó como sonaba”, así surgió el nombre, según contó Cori, con esa mezcla de simpleza y convicción que suele acompañar a las ideas genuinas.
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