Si bien, al principio, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS) recomendó el uso de tapabocas únicamente a personas que presenten afecciones respiratorias, siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). No obstante, a principios de abril el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos aconsejó el uso de mascarillas en lugares públicos o donde fuera difícil mantener la distancia social, eso debido a que muchas personas infectadas por el virus no presentan síntomas, además antes de presentarlos es posible transmitir la enfermedad.
Hasta el momento, la OMS aconseja a la población en general el uso de mascarillas solo si se atiende a alguien en quien se sospeche la infección por el COVID-19 o si se tiene tos o estornudos. Y además aclara: “Las existencias de mascarillas en el mundo se están agotando, y la OMS insta a utilizarlas de forma sensata”.
Y en Paraguay el uso de tapabocas fue recomendado desde el 13 abril en lugares de trabajo, y desde el 20 de abril es obligatorio en todos los ambientes laborales -deberán ser proveídas por el empleador-, así también en el transporte público (usuarios y prestadores del servicio). A partir del 7 de abril, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, -desde su cuenta de Twitter- recomendó el uso de mascarillas de tela a quienes concurran a lugares cerrados como supermercados, bancos, etc. Mientras que la Capasu emitió un comunicado que prohibía el ingreso de personas que no utilicen tapabocas en los supermercados asociados desde el 20 de abril.
Medidas similares también rigen en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia (en La Paz es obligatorio para circular), Ecuador, Perú, Brasil (en algunos estados).
Es sabido que el personal de blanco carece de los insumos necesarios para protegerse, así como también se sabe de la escasez de tapabocas en las farmacias. El propio titular de la Dirección General de Servicios de Salud del Ministerio, Juan Carlos Portillo, denunció la desaparición de 16.000 tapabocas del Hospital de Itauguá.
No obstante, existen opciones para confeccionarlos y/o importarlos y la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria (DNVS) emitió un comunicado en el que diferencia los distintos tipos de tapabocas.
De uso comunitario (Tipo C)
Son los tapabocas de uso comunitario, que pueden ser reutilizables, lavables o desechables. Vale aclarar que no son considerados dispositivos médicos ni requieren de registro sanitario, tampoco son recomendados para el personal sanitario ni personas en contacto directo con pacientes positivos al COVID-19. Para su elaboración y comercialización no interviene la DNVS.
Según las especificaciones técnicas para la elaboración de mascarillas faciales, elaborada por la Asociación Industrial de Confeccionistas del Paraguay (AICP) y el Ministerio de Industria y Comercio (MIC), debe cubrir completamente la boca y la nariz, desde la barbilla hasta el tabique nasal, para reducir la transmisión de enfermedades.
Los tejidos recomendados son: polyester, nylon, algodón, fibras regeneradas de celulosa (viscosa, modal), cualquier mezcla entre los materiales mencionados. Además, recomiendan el uso de acabados antibacteriales para permitir el uso prolongado de las mascarillas expuestas al aliento y humedad nasal. Los tejidos pueden ser impermeables para mayor cobertura. También pueden tener un componente elastómero (Spandex).
Sobre la desinfección de estas mascarillas, el director de Vigilancia de Enfermedades Transmisibles del MSP, Hernán Rodríguez, explicó que una vez utilizada y al retirarse se debe depositarla en una bolsa de plástico si no se la lavará inmediatamente, puesto que se debe asumir que posee algún virus. “El virus es lábil se puede eliminar con agua y jabón, así también con productos como el alcohol o lavandina. Una vez lavada -puede introducirse en el lavarropa- se la seca y antes de volver a utilizarla hay que cerciorarse que está totalmente seca. Si bien la protección no se compara con las utilizadas a nivel hospitalario, sí disminuyen el riesgo de contacto con la piel, en este caso con la boca y la nariz”, indicó.
La guía completa en este link.
Mascarillas de barrera (Tipo B)
Son los tapabocas desechables, destinados al público en general y no son considerados dispositivos médicos ni requieren de registro sanitario, ni son recomendados para uso del personal sanitario, ni personas en contacto directo con pacientes positivos al COVID-19. En este caso, la DNVS otorgará a la empresa solicitante la autorización temporal de apertura y funcionamiento para la producción de mascarillas de barrera o tapabocas tipo B.
Para su fabricación se recomienda el uso de tejido no tejido (TNT), 100% polipropileno en tres capas.
Mascarillas quirúrgicas (Tipo A)
Son de protección respiratoria, de grado médico, desechables, consideradas dispositivos médicos. Así también requieren de registro sanitario. Son las utilizadas en hospitales, sanatorios o cualquier centro asistencial de salud, tanto público como privado. Su uso está recomendado para personas en contacto cercano con pacientes positivos al COVID-19, así como quienes presenten síntomas respiratorios y para los cuidadores.
También son los de tipo A: el FFP2 (filtra un 92% de las partículas de aire), el FFP3 (filtra un 98% de las partículas de aire), N95 (equivalente entre la FFP2 y FFP3), N99 (filtra un 99% de las partículas de aire).
Además, se debe aclarar que son de un solo uso, no pueden ser compartidos ni reutilizados, lavados o guardados. Su utilización debe extenderse por un máximo de cuatro horas y luego deben ser desechados de forma correcta en bolsas cerradas.
La empresa fabricante/importadora debe estar habilitada por la DNVS en el rubro de fabricante/importadora y distribuidora de dispositivos médicos, materiales cortopunzantes y equipos de protección individual.