Los meses de noviembre a febrero son críticos para la producción de tomate debido a las altas temperaturas, los días largos y otras condiciones climáticas adversas. Estas dificultades, sumadas a la limitada infraestructura y tecnología de muchos productores locales, generan un déficit significativo en la oferta de este cultivo.
Para enfrentar este problema, Frutos explicó que el MAG distribuirá 1.000 sobres de semillas híbridas, equivalentes a 1 millón de plantas, que serán entregados a 480 productores seleccionados estratégicamente en todo el país.
Las semillas a distribuir han sido diseñadas genéticamente para resistir condiciones extremas, como golpes térmicos, y estarán acompañadas por kits de bioestimulantes e inductores de crecimiento. Según Frutos, estas herramientas permitirán que las plantas mitiguen los efectos adversos del clima y maximicen su rendimiento, incluso en las épocas más críticas.
El especialista señaló que las semillas híbridas utilizadas en este proyecto, denominadas Abbiadori y Da Vinci, fueron desarrolladas y probadas previamente en el país, demostrando un rendimiento superior y una rápida respuesta a tratamientos. Además, destacó que estas variedades representan un avance genético respecto a los híbridos utilizados anteriormente, con un potencial de producción de hasta 10 kilos por planta en condiciones ideales. Sin embargo, durante el verano, el objetivo es alcanzar rendimientos de entre 2,5 y 4,5 kilos por planta bajo condiciones bioestimuladas.
Frutos subrayó que este proyecto no es un experimento improvisado, sino el resultado de más de un año de pruebas exitosas con estos híbridos en distintos contextos climáticos y productivos. “Lo que estamos haciendo es aplicar bioestimulantes en el momento adecuado, junto con las tecnologías correctas, para inducir la fortificación y garantizar una cosecha de calidad”, afirmó.
No obstante, el éxito del programa radica en la selección cuidadosa de los productores beneficiados. “Nos enfocamos en elegir a productores con conocimiento técnico, solvencia económica e infraestructura adecuada para asegurar el éxito”, aseguró. El MAG cubrirá una parte del ciclo productivo mediante la entrega del kit; sin embargo, los agricultores seleccionados deberán aportar recursos adicionales para completar el proceso. De ahí la importancia de seleccionar a los productores más idóneos.
La siembra está programada entre el 5 y el 20 de diciembre, con las primeras cosechas esperadas para mediados de febrero. Durante todo este periodo, técnicos del MAG realizarán monitoreos semanales en tiempo real para evaluar el desarrollo de las parcelas y garantizar el cumplimiento de los estándares establecidos.
Este proyecto cobra mayor relevancia al considerar que recientemente se abrió el mercado argentino para los productores de tomate, donde se mantienen envíos constantes del producto nacional. De resultar exitoso, esta iniciativa podría garantizar una exportación ininterrumpida, representando un respiro para el sector hortícola, que actualmente enfrenta los impactos del contrabando.
Asimismo, aunque por ahora el proyecto se limita a la producción de tomates, Frutos adelantó que el MAG ya está estudiando la posibilidad de aplicar modelos similares a cultivos como la papa y la cebolla, con el objetivo de diversificar y fortalecer la producción hortícola continua del país.