El año estuvo signado por un factor diferencial: la creatividad. La asociación sorprendió al gremio al implementar exposiciones temáticas, iniciativas inéditas para un sector históricamente conservador. “Hicimos una nacional temática y hasta desde Inglaterra nos llamaron para felicitarnos”, recordó Mendoza en entrevista con InfoNegocios. El impacto fue tal que para 2026 ya preparan un nuevo evento inspirado en Harry Potter: “La idea es recrear ese ambiente mágico dentro de la exposición, con banderines y toda la estética de la película”, comentó.
Este cambio de enfoque no solo generó conversación, sino que atrajo a nuevas generaciones. “Vienen muchos criadores jóvenes con la ilusión de algún día llegar al podio”, destacó. La presencia de la raza también se expandió territorialmente: antes concentrada en pocos departamentos, hoy la Hampshire Down se cría en varios distritos del país, fortaleciendo el desarrollo ovino regional.
En cuanto a la calidad de carne, la asociación sostiene un mensaje contundente: el cordero Hampshire Down tiene un perfil premium. Mendoza citó estudios internacionales que equiparan su marmoleo al Angus o incluso al Wagyu. “En otros países, por la carne Hampshire se paga muchísimo más. Australia vende el kilo a US$ 70 en Japón”, remarcó. Paraguay aún está en una fase de desarrollo de mercado, pero los avances son claros. Eventos como La Noche del Cordero y la Caña duplicaron asistencia, pasando de 40 a 85 participantes en su última edición.
El interés gastronómico también crece. Cada vez más restaurantes incorporan carne ovina a sus menús, e incluso se están abriendo espacios especializados. Sin embargo, el desafío central sigue siendo la oferta limitada. “La demanda aumentó muchísimo, pero el rebaño nacional sigue siendo reducido”, reconoció Mendoza. Lo mismo ocurre en el trabajo con el Frigorífico Victoria, que habilitó la faena ovina. “Es un avance enorme, pero para abastecer de forma constante necesitamos volumen y calidad”, afirmó.
En ese sentido, la asociación avanza en dos frentes: genética e importaciones. Están cerrando la llegada de 40 vientres y varios carneros Hampshire desde Argentina, a lo que se suman embriones británicos tras la apertura de ese mercado. “En tres años vamos a tener animales incluso mejores que los de Argentina”, proyectó Mendoza. Este salto cualitativo apunta también a la exportación, especialmente a Uruguay, que puede comprar la segunda generación de genética inglesa.
Los números acompañan el entusiasmo. Los precios se mantuvieron altos en remates durante todo el año: los H1 superaron los G. 3 millones por cabeza, mientras que el remate Full HD promedió G. 10 millones, cifras sobresalientes para el rubro ovino. A nivel exposiciones, 2025 marcó récord histórico de animales inscriptos, incluso generando falta de espacio en los galpones compartidos.
Para 2026, la hoja de ruta está clara: mayor presencia en exposiciones regionales, impulso gastronómico y consolidación de nuevos mercados. Este año ya lograron hitos inesperados en Guairá y Ñemby, donde la Hampshire Down fue la raza con más animales inscriptos y con precios récord de hasta G. 12 millones por hembras en eventos regionales. “Queremos que los animales se queden en cada región, que surjan más criadores y que sientan el acompañamiento de la asociación”, explicó Mendoza.
También buscan incorporar la carne ovina al Programa Hambre Cero, aunque inicialmente en proyectos piloto por la limitada capacidad de producción. El desafío cultural es otra línea estratégica: romper prejuicios sobre el sabor del cordero. “Mucha gente dice que no le gusta sin siquiera haber probado. Pero cuando prueban, se sorprenden”, comentó.
Al cierre, Mendoza dejó un mensaje que refleja la visión del gremio: “La ovinocultura es una forma superior de patriotismo. Con apoyo del Estado podemos convertirla en una herramienta real para combatir la pobreza”.
La Hampshire Down no solo vive un gran presente; está construyendo un futuro donde el ovino vuelve a ser un negocio sostenible y atractivo en todo el país.