A julio del 2024 las remesas de los paraguayos en el exterior ya alcanzaron US$ 400 millones, por lo que se estima que esa cifra ya fue superada a esta altura del año, y se espera que alcance un monto inédito con los envíos de noviembre y diciembre, que son dos de los meses en los que se producen las mayores transferencias.
Vale recordar que el año pasado las remesas llegaron a más de US$ 621 millones, cifra que volvería a ser superada este año. En un informe elaborado recientemente por el Centro de Estudios Económicos (CEE) de la UIP, se analizó el impacto de los envíos de dinero del exterior, destacando tanto sus ventajas como los desafíos que plantea en el contexto migratorio actual.
El estudio también incluyó un análisis que reveló que los países con mayor Índice de Desarrollo Humano (IDH) suelen recibir menos remesas como porcentaje del PIB. Mientras países como Chile, Costa Rica y Uruguay reportan menos del 1% del PIB en remesas, naciones con menor desarrollo, como El Salvador y Honduras, reciben cifras que superan el 25% de su PIB. En Paraguay las remesas conforman el 1,4% del PIB.
Julio Fernández, economista jefe senior del Centro de CEE de la UIP, opinó que la migración es el motor principal de remesas, que ofrece beneficios como la mejora en la calidad de vida de quienes persiguen oportunidades laborales y educativas más favorables; el apoyo a sus familiares, lo que contribuye a la mejora de las condiciones de vida en su país de origen; y el enriquecimiento cultural, al introducir nuevas perspectivas y oportunidades laborales en las naciones receptoras.
“Pero en contrapartida, también tenemos que mencionar los aspectos negativos de la migración, tales como el desarraigo familiar, la discriminación, el riesgo de explotación, y la pérdida de talentos en el país de origen”, manifestó el experto.
Por su parte, el economista Cristian Rojas explicó que “cuando hablamos de remesas podemos analizar desde dos enfoques: por un lado, es un aliciente a la pobreza, puede mejorar la calidad de vida de las familias receptoras y las condiciones de consumo e inversión de las mismas, sobre todo en hogares más desfavorecidos”.
Por otro lado, advirtió, en el país existe una creciente demanda de varios sectores de la economía, como la construcción donde el requerimiento de mano de obra va en aumento, por lo que la migración podría llegar a afectar nuestro mercado laboral, específicamente en este sector porque las remesas pueden reducir la oferta de mano de obra y crear una cultura de dependencia que inhibe el crecimiento económico.
¿Cómo desalentar la fuga de mano de obra paraguaya? Según Rojas, las remesas no solucionan los problemas de una economía “ya que es una trampa porque las economías podrían estancarse en una situación de menor crecimiento y mayor emigración”.
Propuso que para evitar la fuga de mano de obra paraguaya se podría buscar estrategias para desalentarla como introducir conceptos de employer branding, salario emocional, formación y capacitación, flexibilidad laboral y políticas de promoción para encontrar en nuestro país esas oportunidades de desarrollo del capital humano que existe en el extranjero.
“Es importante concluir que no debemos depender de las remesas, pero destacar que esa inyección ayuda a cualquier economía y más en la nuestra que estamos en vías de desarrollo, ya que la mayoría son para ayuda familiar que se destina a consumo, educación, inversiones, salud, entre otros”, apuntó.
Fernández coincidió en que lo óptimo es que Paraguay retenga a su gente, que esta se desarrolle en el país y que la mano de obra que está saliendo al exterior encuentre oportunidades laborales en su tierra.
“Creemos que la salida es un proceso acelerado de industrialización. Nos alegramos cuando vemos que somos uno de los mayores exportadores de soja y otros rubros pero lo óptimo sería que a esa materia prima se le dé valor agregado y eso va a generar mayor complejidad en la demanda laboral y va implicar más mano de obra”, recalcó.
Para Fernández la industrialización es una responsabilidad que está en manos del sector privado, pero se requiere políticas públicas para sostenerla. “Estamos rodeados de mercados muy importantes y para que la industria avance el sector requiere facilidades de financiamiento con créditos a tasas de desarrollo y a plazos más largos y tasas más bajas”, refirió
El economista aseguró que una medida tal eso puede motivar a los empresarios y agregó que una de las tareas que la UIP está emprendiendo en coordinación con el MEF y el MIC es hacer un diagnóstico de los sectores, evaluando la capacidad instalada y la utilizada por cada empresa asociada al gremio.
“Así como en cierto momento se potenció la maquila, y eso atrajo y hoy tenemos exportaciones de carácter industrial, el futuro está en que haya un escenario para que empresarios decidan arriesgarse; y con tasas que no son de desarrollo es muy complejo”, remarcó.
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